Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 5 de noviembre de 2014

A ti, mi gran amor

Un pequeño texto donde Quinn demuestra de nuevo su romanticismo y, al resto de hombres, nos deja tirados en la cuneta. 


Lestat de Lioncourt 


He aceptado la verdad de tus ojos como el único camino hacia tu alma. Ten rebelde, tan libre y a la vez tan atada a los sentimientos que nacen de la tristeza, la amargura y los ingratos recuerdos de una infancia tortuosa. Comprendí que tú y yo somos seres que nos comunicamos por el dolor. Las lágrimas las convertimos en risa, los silencios en sonrisas y las manos en un vínculo más eterno que la sangre. Tomé la decisión de amarte por encima de cualquier cosa, sin impedimentos ni miedo.

Tu cabello de fuego, que cae como vigorosa sangre sobre tus hombros, tienen la forma de miles de enredaderas con la fragancia de mil flores. He decorado tu pelo con pétalos de mil flores silvestres, igual que si fueras Ophelia y decidieras encaminarte a la muerte. Tus manos de nieve parecen de porcelana fina, como si fueras una muñeca inanimada, cuando las alzas hacia el cielo esperando que caiga la lluvia. Tu cuerpo es el de una niña que apenas lograba ser mujer. Tan joven, tan delicada y a la vez tan firme y llena. Estabas en la plenitud de la vida cuando la muerte te llamaba, y yo decidí que debía salvarte como si fuera un príncipe azul en pleno cuento de hadas.

Caer enamorado frente a ti es fácil, mantener el juramento pese a las dificultades y amarte sin remedio es lo complejo. Yo jamás he podido dejar de amarte. Nunca he podido olvidarte. Me convertido en un ser completamente hundido en tu belleza, fuerza y rebeldía hasta límites que no sospechas. Te amo tal cual eres, pues sé que eres como una amapola salvaje que nace donde desea y con la fuerza de mil demonios.


No, Mona. No puedo dejar de amarte. No puedo olvidarte. No puedo dejar de desearte. No. Estoy condenado y la condena no es cruel, sino apetecible.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt