Armand vuelve a rogar atenciones. ¿Será por todo lo que estamos viviendo? ¡Quién sabe!
Lestat de Lioncourt
Te he amado durante siglos. Creo que no
he podido dejar de amarte desde que apareciste frente a mí como el
Mesías. Te convertiste en mi salvador, en quien sanó mis heridas y
reparó parte del daño que aún obra malignos milagros en mi
torturada alma. Creo que aún puedes ver en mis orbes castañas el
dolor que tanto me cegó durante décadas, tantas y tan amontonadas,
y que provocó que caminara entre tinieblas. Las pesadillas hicieron
repicar mil veces las campanas de mi propio infierno. Dios no vino a
por mí, pero tú tampoco. Confié que estuvieras a salvo. Rogué por
los viejos recuerdos que me mantenían en pie. Lloré por cada lienzo
que tú me mostraste y por todas sus pinceladas. Juro que aún deseo
arrojarme a tus pies para besarlos, igual que haría un esclavo a su
amo y señor. ¿Y no eres tú el amo de mi tortuoso amor? Sólo deseo
que me ames. Tan sólo necesito que me abraces refugiándome de todo
el dolor que aún permanece a mi lado.
Creo que he perdonado todos tus
errores. He querido echar la vista a otro lado. No quiero siquiera
pensar que tú me odies. El odio siempre echa raíces en tu corazón,
pero tu corazón es demasiado valioso para mí y sé que este amor no
es efímero. He visto en tu mirada tantas veces ese amor, a pesar de
la frialdad del color de tus ojos. Maestro, siempre seré para ti ese
querubín perdido. Si bien, soy un hombre que ha crecido a la sombra
de un genio. No soy un ángel. Creo que tampoco soy un demonio. Sólo
soy un hombre terno con el rostro de un niño y las manos de un
amante. Puedo parecer un monstruo, pero tú sabes bien que sólo es
una máscara con la cual intento protegerme.
Tómame entre tus manos una vez más.
Por favor, tómame.
Sólo deseo la paz de tus brazos, la
calma de tu voz y el placer de sentir tu cuerpo contra el mío. No
importa que ambos parezcamos cincelados en mármol. Tampoco me
interesa que pueda ocurrir luego. Sólo tómame. Agarra mi cuerpo
entre tus brazos, deja que anide en ti una vez más, y provoca que al
fin llegue la calma a un lugar tan terrible como es este... un lugar
sin ti.
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