Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 21 de noviembre de 2014

Sobrevivir es cuestión de suerte

Daniel Molloy, uno de los periodistas más populares entre los vampiros desde que se convirtió en el detonante de cierto librito... Ja, chico... Sobrevivir es cuestión de suerte ahora y siempre. 

Lestat de Lioncourt 


Aprendí a resistir la tentación de dejarme arrastrar por mis sueños cuando era tan sólo un niño, pero cuando llegué a la edad adulta me despojé de esa pesada coraza. Intenté soñar de la única forma que podía hacerlo. Imaginaba las vidas que discurrían frente a mí. Cada ser humano que decidía encender un cigarrillo, maldecir un mal día, acomodarse el cabello o simplemente observar detenidamente un escaparate de un negocio, familiar o grandes almacenes, se convertía para mí en un insecto gigantesco de llamativos colores. Deseaba saber todo, mirar con lupa sus vidas e imaginar sus distintas trayectorias. Quería saber la verdad oculta. Creo que decidí ser periodista porque las vidas ocultas siempre son más interesantes que las públicas.

Hubo un tiempo en el cual tenía fe en la humanidad y en aquello que hacía. Acababa de salir de la universidad, me paseaba por las calles creyendo que descubriría grandes hazañas y llenaría las portadas de las revistas más influyentes con suculenta información. Sin embargo, lo único que llené fue el vaso de whisky y mis pulmones de nicotina. Perdí la ilusión. Me tomé el trabajo como una mera cadena de montaje. Cada nueva entrevista era sólo calderilla para poder llegar a fin de mes.

Trabajaba para un periódico local. Mi columna era una miseria de unos cuantos párrafos donde narraba la vida de alguien, algún suceso, que pudiese ser curioso o llamativo para el lector. Si bien, seamos sinceros, nadie lee ese tipo de artículos salvo por aburrimiento. Eran los artículos que uno lee sentado en el inodoro. Nada más.

Si bien, después de conocer a ese vampiro todo cambió. Mi imaginación se liberó, mis miedos me arrastraron hasta el sumidero más cercano y la locura me hizo presa. Acabé encadenado en un deseo insaciable de ser inmortal, algo terriblemente irresistible, sin saber a ciencia cierta cuales eran las terribles consecuencias. Había escuchado los lamentos de Louis, pero estaba seguro que yo podía soportar todo lo que ocurría sin importar nada.

Me equivoqué.

Jamás he pensado tanto en mi error como en los últimos meses. Recientemente he revivido los primeros pasos que di allá por 1986, años más tarde de mi fatal descubrimiento, cuando Akasha hizo pedazos a cientos y los convirtió en cenizas. He visto a muchos morir. Muchos que eran como yo. Jóvenes incautos que creían que vivirían para siempre. Sin embargo, el para siempre jamás existe en el diccionario de un vampiro. Siempre puede ocurrir algo. Nunca lo he tenido tan claro como ahora.

No he vuelto a construir casas desde hace semanas. Creo que me cansé de contemplar los perfectos tejados, pintar aceras y colocar pequeños muñecos imitando la vida. Quiero vivir de nuevo la vida. Necesito tener un contacto más salvaje. Esta aventura junto a Marius, mi actual protector, y otros vampiros me ha dado la clave y estoy resuelto a acabar con todo.

Quiero conocer y conoceré. Me he propuesto volver a investigar lo que tengo frente a mí. Deseo escuchar nuevamente historias imposibles, quizás de la mano de Marius, y disfrutar de la noche de una forma más intensa. Si bien, sé que terminaré regresando a mis costumbres. Acabaré llenándome de nuevo las manos de pegamento y pintura, terminaré una nueva maqueta y me echaré a reír al ver el tren dirigiéndose ruidosamente a la estación principal de un pueblo montañoso. Pero mientras me dure la adrenalina en mis venas lo disfrutaré. He sobrevivido. Podía haber muerto, pero no lo hice. Ni Akasha ni Amel han podido conmigo. Debo de celebrarlo, ¿no es así? De algún modo lo haré...


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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt