Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 27 de diciembre de 2014

Frío

Armand se vuelve  quejar. Maldita sea... esto ya es costumbre. 

Lestat de Lioncourt

El mundo quizás no es como lo podía recordar en los viejos tiempos. Todo cambia. El paso del tiempo hace mella en todos y cada uno de nosotros. Mutila recuerdos, entierra verdades, sepulta risas y anida en las lágrimas más amargas. El camino que una vez trazamos con firmeza se vuelve angosto, desgarbado y extraño. La nieve puede llegar a cubrirlo varios centímetros y cuando llegas a una gran cuesta sientes que el aliento te falta. Eso es lo que sucede a muchos inmortales. Vivir para siempre puede ser el mayor pecado de bohemios varios. Muchos son los que han deseado esta condena saboreándola como si fuera un regalo, pero no es un don del cual sentirse orgulloso. Carga de una pesada responsabilidad a quien la lleva y aterra a todo aquel que te ama.

Cuando tu corazón pertenece a un tiempo que no vivirás, una época que ya pasó, sientes que el invierno es más duro y cruel. Te conviertes en una estatua de mármol y contemplas como otros te admiran sin comprender hasta que punto puedes perder el juicio. La sangre puede ofrecerte cálidos recuerdos que tú no has vivido, el calor de un cuerpo que no te pertenece y el último adiós de un alma que se desvanece para que tú vivas. Suena crudo, pero es la verdad. Sin embargo, no cambiaría al monstruo que soy hoy en día. No podría. Estoy acostumbrado.

La multitud se arremolina a mi alrededor en las grandes ciudades, los villancicos suenan una y otra vez con multitud de voces y acentos, las compras se amontonan en los maleteros de coches de diversa gama y puedes ver la ilusión únicamente en los ojos los niños. Aún así, la chispa se pierde y queda la oscuridad.

Hubiese deseado que él estuviera conmigo. Sé que tengo a mi alrededor compañeros que me aman, que apoyan mis pasos y me dan todo su apoyo. Sin embargo, falta él. Al faltar me convierto en un alma errante. Soy lo que jamás creí que sería. Mendigo sus brazos fuertes, los cuales me daban vida sin necesidad de recurrir a la muerte, y extraño sus besos apasionados mientras me ruega que lo ame como él decía hacerlo.

No lo culpo. No soy lo que él esperaba. Sólo aparento ser un joven perdido, convertido quizás en la imagen de un ángel inocente, que acude a las iglesias para escuchar las misas navideñas y rezar por su alma, aunque ya está condenada. ¿No es así? Quizás es lo único que puedo hacer. Han muerto muchos que conocía, pero no es una pérdida importante para mí. El dolor que nace en mi pecho, floreciendo con fuerza, es el saber que él está ahí fuera y no es capaz de abrazarme una vez más.


«Maestro... ¿por qué me has abandonado?»

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Lestat de Lioncourt