Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 5 de diciembre de 2014

Madre fuerte, hijo aún más fuerte. Esa es la lección.

Nacimos para ser libres, pero quedamos presos de nosotros mismos. Nos hundimos en el fango de nuestras experiencias, las verdades dichas por otros y la cadencia de la época en la cual surgimos como si fuéramos un milagro. Pocas veces nos sentimos con la fuerza necesaria para tomar impulso, pues hay quienes quieren frenarnos. El miedo a lo desconocido, a caer, el vértigo del éxito o la soledad del victorioso pueden generar miedos. Un miedo que se convierte en lobo y nos persigue intentando desgarrar nuestras almas. Yo no temo a nada.

Quizás soy un inconsciente. Puede que no haya aprendido jamás de mis errores. Es posible que nunca aprenda la lección de ser cauteloso. Si bien, ¿qué importa? No importa nada. Sólo importa luchar. Hay que luchar. La libertad nos llama. No se puede vivir siendo un cobarde disfrazado del valor de otros. Ni se puede vivir de los cuentos y mentiras que vienen en nuestros sueños. Debemos ser libres.

He tenido miedo muchas veces. Miré directamente a los ojos de la muerte y no salí corriendo. Puede que muchos crean que todo fue un truco del destino, que no tuvo que ver el deseo de sobrevivir. Si bien, se equivocan. Hay mucho papanatas que se cree libre de opinar, pero el destino no tiene nada que ver. El destino lo formamos nosotros mismos. Un cobarde puede vivir más de ochenta años, ¿pero merece la pena no arriesgar jamás nada? Vivir sin emociones es como ir a un parque de atracciones y no montarse en nada. Tenemos que participar de la fiesta de vida, aunque nos intoxiquemos.

Soy un héroe. Soy el héroe de todos. Muchos me buscan y gritan mi nombre. Sin embargo, pocos saben que en mi interior siempre pienso en alguien. Cuando cometo estas locuras. En el momento exacto en el cual libro la batalla entre mis miedos, la verdad y la realidad tangible. Ese momento, cuando aún soy frágil, pienso en ella. Mi madre aparece como un chispazo. Siempre me dijo que debía ser feliz. Mi felicidad es ser como soy. Quiero ser libre.

Mi amor por mi madre, mi admiración por sus actos salvajes llenos de atractivo, ha logrado que siga aquí. Esa pasión indómita de querer besarla, sentir sus brazos rodeándome y sus dedos hundiéndose en mis cabellos, ha logrado que siga vivo. Vivo por contar otra aventura para que todos sepan que he conseguido conquistar un nuevo milagro, pues sé que tarde o temprano ella conocerá mis actos. Deseo ser por siempre un héroe, pero no por los mortales que jadean mi nombre. No. Deseo ser un héroe para que mi madre sonría orgullosa. Mi mayor felicidad es que ella se sienta orgullosa del hijo que tiene. Aunque, también me hace feliz saber que he alcanzado un nuevo sueño o una nueva meta.


Sé que ella es peligrosa, pero el peligro la hace perfecta.

Lestat de Lioncourt   

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Dedicado a la fortaleza de todas las madres y mujeres. Sobre todo, a mi madre, mi pareja y mi suegra. Gracias a ellas por mostrarme a mí, como a todo el mundo, que eso del sexo débil es rotundamente falso. En homenaje a Gabrielle de Lioncourt, madre de Lestat, y también a su autora Anne Rice. 

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt