Mael estuvo escribiendo ciertas cosas, las ha unido y ha hecho algo especial. Creo que sólo quiere comunicar que lo dejen en paz.
Lestat de Lioncourt
Yo sólo quería ser libre, estar lejos
del bien y del mal, huir de las reglas y sobrevivir. Quería sentirme
parte del viento, la tierra, el agua... Deseaba ser parte algo y a la
vez poder escapar de mis cadenas. Aprendí a ser salvaje. Comprendí
que debía hundirme en la naturaleza. Me despojé de cualquier
sentimiento humano que me alejara de la verdad y el sabor cuasi
divino de la sangre. Me convertí en un animal salvaje. Me comuniqué
con mi lado inhumano. Fortalecí los lazos con la sed. Dejé que mis
ojos se convirtieran en una mínima parte de mis sentidos. Hundí mis
manos en el lodo, dejé que la tierra ensuciara mis prendas. Permití
que mis pies quedaran desnudos de mis botas. Me arrastré como si
fuese un gusano por entre los altos y frondosos árboles.
Soy el vampiro que sigue viviendo en
los bosques y que camina por las calles con la mirada perdida. He
vuelto a mi estado original. Comprendí que debía volver a casa. Y
mi casa no es un ataúd de cemento, hierro y asfalto. No nací en las
grandes metrópolis donde el aire está contaminado y mueren
lentamente, como luciérnagas en un frasco, cientos de almas. Vi el
sol. Una esfera caliente que no recordaba ya. Sentí el dolor sobre
mi piel. Caí al suelo. Soporté el dolor. Muchos gritaron. Las
llamas cubrían lo que eran mis ropas. Grité. Creí que iba a morir,
pero sobreviví. Ahora me mantengo oculto. Mi piel ha tomado un color
dorado, mis ojos parecen más fríos y ya no queda creencia alguna en
mi corazón salvo mis recuerdos. Recuerdos que mantienen la cordura
de mi mente, libre de cualquier mal. He sobrevivido, pero no quiero
volver a ustedes. No quiero ser preso de vuestras promesas vacías,
de vuestros falsos abrazos y de una verdad carente de sentido. No voy
ser uno de vuestros afamados dioses. Detesto la religión
materialista que muchos encuentran en los objetos cotidianos. Yo no
soy cotidiano. No soy un trozo de papel escrito que puede venderse
como único o mágico. La era de la magia acabó con los Dioses de
los Árboles. El último vestigio era Akasha y ella terminó sin
cerebro, corazón y vida. La razón es una moda social. He vuelto a
mis orígenes. No quiero que nadie me toque, converse conmigo o me
diga que me ama. No quiero palabras vacías que no puedan sostener el
complejo castillo de naipes en el que me he convertido.
He vuelto a ser el animal salvaje que
siempre fui. Ese lobo que corre entre los frondosos bosques nevados.
El mismo que aúlla su sed de sangre mientras la víctima jadea presa
del miedo.
Ella ha muerto. La mujer que amé
durante siglos ha muerto. Murió presa del dolor. Se dejó arrastrar
por la voz que emanaba de su interior y atenazaba su espíritu. ¿Qué
más da lo demás? Dios no acudió a mí. No acudió a nadie. ¿Qué
importa si era el Demonio quien conversó con Lestat? Ya no interesa
los viejos cuentos, las leyes impulsadas por Marius como emblema de
Paxt Romana o las eternas discusiones entre los discípulos y los
genios. ¡No me importa! Yo sólo deseo sentirme libre. Quiero
comunicarme con la oscuridad y hundirme en lagos de sangre. Ni
siquiera me interesa las palabras vacías llenas de promesas rotas de
Avicus. No quiero nada. Sólo quiero mi libertad.
Si me encuentras, recuerda que estoy
muerto para el mundo. Por eso, "amigo mío", tú te
llevarás el secreto a la tumba.
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