Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 6 de diciembre de 2014

Maestro

Bueno ya tenemos a Armand haciendo lo que mejor sabe hacer: rogar por amor. 

Lestat de Lioncourt 


“He aprendido que el mundo no es necesariamente nieve, pinturas y gloria divina. El olor a cera derretida y óleo aún se impregna en mis recuerdos. Puedo ver los iconos sagrados dando luz a un mundo de tinieblas. El murmullo de los salmos perdura en mis oídos. Quiero inclinarme y rezar el padre nuestro en un idioma que ya no recuerdo. Todo viene a mí una vez más. Siento unos deseos inmensos de desnudar mi alma y permitir que mis gloriosas alas, aún doradas y primitivas en mi imaginación, aparezcan para llevarme lejos de las ruinas. Necesito gritar.”

Camino por un palazzo de oro y mármol. Las cortinas borgoña parecen llorar al canal el pecado que deseo cometer. Mis manos tiemblan nerviosas. Mi cuerpo delgado a penas proyecta sobra contra los formidables muros cargados de frescos, pan de oro y hermosos vestigios de una vida gozosa. Las fiestas han hecho estragos en mi pureza, convirtiéndome en un demonio sediento. Mis ojos buscan los suyos, pero mi cuerpo necesita algo más que las sinuosas caricias de un pintor.

Voy en su búsqueda porque no hay otro remedio al dolor. Él es la poción perversa, mágica y misteriosa que contiene mi aliento y oprime los malos recuerdos durante unas horas. Cuando abro mis piernas y él entra desafiante, rompiéndome en dos, olvido mi verdadero nombre, los campos nevados, los cascos golpeando fieros contra la tierra húmeda, la voz de mi padre a lo lejos reclamándome y los sollozos austeros de mi madre. Todo se queda atrás. Incluso la castidad y obediencia de los misericordiosos monjes de aquel lugar perdido en mitad del frío, la humedad y la pureza de un dogma.

Necesito que sus labios recorran mi vientre, como si fueran las plumas eróticas de un ave, provocando que gima de placer a sabiendas que no será delicado. Quiero la tortura de sus dedos ensanchando mis entrañas, necesito sus dedos aplastando mis caderas y sus fuertes golpes mientras me besa. He aprendido a llevar marcas en mi níveo cuerpo como si fueran meritorias medallas. Ningún otro es capaz de llevarlas como yo. Deseo ser el único. Necesito destacar por encima de todos ellos. Soy su ángel de cabellos de fuego y ojos castaños. Quiero que me ame, tan sólo eso, y me trate como la puta que recogió en Constantinopla. Soy suyo para siempre. Cada día de mi vida será tomado como una muestra de obediencia, necesidad y placeres prohibidos.

El olor de la cera recorriendo mis rosados pezones provocan que cante hermosas canciones a Dios. Él es mi Dios. Dios en el cuerpo de mármol de un demonio que pinta ángeles y seduce a jóvenes talentos. ¿Y yo tengo un talento más allá de ofrecerme como una cualquiera? Quizás sí. Estoy seguro que así es. Tengo el talento de amarlo a pesar de haber visto la maldad que oculta en sus hermosos ojos, de saborear mi propia sangre de su boca y sentir al demonio impulsándose en cada estocada.


Hoy gemiré su nombre retozando en su cama. Le llamaré Dios, Mesías, Maestro... mientras que sé que él es un demonio pagano que sonríe hechizado por el libertinaje que contienen mis caderas. Seré suyo una vez más. Abriré la puerta y me arrodillaré frente a él para sentir su simiente bañanado mi cara.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt