Michael muestra la pasión que tiene guardada para Rowan. Ya somos dos.
Lestat de Lioncourt
Me volví loco por tu amor. Me condené
al infierno nada más contemplar tus ojos de felino triste. Tan
hermosa, tan delicada y tan fuerte digna de un amor tóxico y
adictivo como la nicotina. Quedé preso de esa sonrisa a medias,
meditabunda, llena de porqués. Terminé de rodillas sin remedio, con
las manos implorando y los ojos cargados de un amor que ni siquiera
podía entender. Me arrastré hasta el agujero más hondo del mundo,
allí donde los corazones se pierden para siempre. Sin embargo, te
convertiste en mi salvavidas y el insuflo de aire fresco de mis
pulmones. Pudiste dejar que muriera, pero decidiste que debíamos
mantenernos juntos.
Tus manos se entrelazaron con las mías,
tus ojos se convirtieron en lluvia de esperanza sobre la tierra árida
de mis noches frías y tus besos, querida mía, son parte del bálsamo
de mis viejas heridas. Has prendido la llama de éste hombre
tranquilo. Conseguiste que la bestia infernal de caricias se
liberara. Quiero arrancarte la ropa en cada esquina de esta mansión,
besar tu cuello y beber de ti hasta quedar saciado. Estoy hechizado
por tus encantos de mujer.
Adoro que me mires desatada, con tus
pechos colmados de sudor por la fricción de nuestros cuerpos y que
tus manos aniden en mis cabellos, entrelazándose entre las ondulas
de mis mechones. La locura se libera. La pasión se desata. Pero
nosotros jugamos a las esposas y torturadores abrazos. Jugamos al
bondage de muñecas, corazón y alma. Enloquecidos como fieras de
circo recién escapadas.
No quiero conquistarte ni que me
conquistes, pero cada noche escalamos un nuevo peldaño en este
manicomio sin puertas, ventanas o paredes. Me arrodillo ante ti
besando tus finos tobillos y subo mis manos por tus largas piernas.
Rezo miles de salmos cuando mis labios ruedan por tu vientre. Sé lo
que es morir cuando me miras, pues atraviesas mi corazón.
Sólo quiero amarte hasta la muerte.
Por ti haría cualquier cosa, pues sólo quiero ver esa sonrisa en
tus carnosos labios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario