Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 2 de diciembre de 2014

No siempre soy lo que parezco

Recuerdo a este granuja. Recuerdo lo cínico que fue, lo chulo que se comportó, y luego como se derrumbó llorando. No dejan de ser niños con aspecto adulto. 

Lestat de Lioncourt


Han pasado muchos años desde la primera vez que pasé mi primera noche en este lugar. Muchos han desaparecido, esfumándose como si fuera el humo de un cigarrillo mal apagado, otros han llegado para no marcharse y los recuerdos siguen haciéndome llorar como el primer día. Estas fechas son especialmente terribles para mí. En mi mente hay recuerdos que no son míos, sino de mi padre. Por ello puedo ver la nieve acumulándose en las frías, grises e inhóspitas calles de Nueva York. Es increíble, pero incluso tengo en mis vagos recuerdos el sonido de la nieve crujiendo bajo los mocasines. La suave caricia de una bufanda Burberry en sus mejillas parece que ocurre ahora, sobre las mías, y eso me atormenta.

Navidad. Tiempo de paz y amor. Tiempo en el cual los sueños se hacen realidad. O eso se supone. Sin embargo, sigo buscando los pequeños vestigios de la empresa de mi padre. He adquirido recientemente en Ebay uno de sus juguetes. Es una muñeca muy coqueta, con unas mejillas rellenas y unos labios inocentes. Blue Boy desapareció de la nada. Las fábricas se vendieron por trozos. Los pocos materiales y objetos que quedaban se regalaron a los empleados, todos ellos repartidos en nuevos contratos de trabajo en varias multinacionales. Mi padre no dejó cabo suelto. Nadie podría hablar mal de él. Si bien, se convirtió en leyenda. Las niñas seguían pidiendo sus muñecas, los niños sus pequeños coches y poco a poco la marca resurgió debido a la añoranza de los padres. Ahora muchos coleccionistas buscan algo similar para sus hijos. Quieren una infancia como la suya.

Desconocen que aquel empresario de brillante talento se convirtió en un bloque de hielo, con los ojos cerrados y los brazos rodeando el tierno cuerpo de una hembra joven. Un Taltos. Un ser legendario que vivó durante mucho tiempo entre los hombres, pero que sufrió tanto como cualquier humano. Incomprensión, soledad, derrotas, mentiras, verdades grotescas, horror, sangre, lágrimas, hielo y veneno. Eso es todo. Todo lo que queda de mi padre puedo resumirlo en los recuerdos que rememoro sólo porque no quiero perderlos. No deseo que el tiempo robe lo poco que él me dejó.

Miravelle lleva despierta algunas horas. Baila detrás mía una melodía que escuchó en un programa de televisión. Su camisón de raso rosa parece minúsculo debido a sus largas piernas. Su cabello dorado y espeso cae sobre sus hombros de forma sensual. Mueve sus brazos, contonea sus caderas y vive ajena a algo que me entristeció hace unas noches. Algo que me hizo buscar lo que queda de papá.

Adquirí un libro. Fue impactante volver a saber sobre se vampiro rubio y estúpido. Ese que hizo a la abuelita un vampiro como él. Leí la obra sin mucho esfuerzo. Me imaginaba todo lo que allí ocurría. Pero cuando llegué a cierta parte el libro, que se había pegado a mi mano con fuerza, cayó al suelo. Algo me dijo que los dos jóvenes vampiros que habían muerto en terribles circunstancias eran la abuelia y Tarquin Blackwood, su gran amor. Comencé a llorar olvidando mi sonrisa cínica, mis suposiciones llenas de rabia y mis palabras duras. Me convertí en un niño, aunque nunca lo fui. Quise que mi padre estuviese conmigo abrazándome, diciéndome que la familia no permitiría que nuestro escaso legado se perdiera en el tiempo. Recordé la muerte de mi madre, mi padre, de varios hermanos y la terrible sensación de saber que Rowan jamás nos amaría pese a todo. Me siento agotado, pero sonrío a Miravelle que me mira guiñándome un ojo e intentando que la acompañe en ese sensual baile.


Soy Oberon Mayfair... Soy Oberon Templeton. No quiero olvidar el pasado, mi familia, la verdad y el dolor que siempre me acompaña para no cometer los mismos errores. Soy el Taltos cínico que sonríe pese a todo.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt