Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 9 de enero de 2015

Demonio

Santino nos habla de su vida como monje. Era una vida dura. ¿Tal vez por eso ayudó a Armand? ¿Tal vez porque el pelirrojo estaba en un primer momento a vivir como él?

Lestat de Lioncourt 


En aquella celda recé durante noches. Creí que perdería rápidamente la cabeza, pero mantuve mi fe en Dios. Las rata recorrían las calles con sus patas frías y su cuerpo peludo. Podía escuchar el fino sonido de la lluvia golpeando la piedra porosa. La cama era simple, dura e incómoda. El colchón de paja estaba aplastado y mal ventilado. La almohada era un trapo doblado. No había mantas. El crucifijo parecía hinchado por la humedad. El suelo estaba áspero y estaba salpicado por mi propia sangre. Me había golpeado la espalda durante horas. El látigo silbaba rompiendo el aire, impactaba contra mi espalda y mis huesos crujían mientras mi piel se abría. Era un ritual habitual. Después venían los rezos, salves y súplicas. El mundo estaba lleno de tinieblas. Toda Italia estaba invadida por la muerte, su luto y hedor. Muchos de mis compañeros habían muerto y habían tenido que ser incinerados para evitar la propagación de la enfermedad.

Lloraba cada noche. Me dormía llorando y me despertaba en el mismo estado. Aún era joven. No quería morir porque no deseaba encontrarme con Dios todavía. Pensaba que tenía una vida larga para hacer buenas obras. Sí, tenía un sendero que recorrer. Quería cuidar a otros. Mi misión era salvar, curar las almas, y no morir abandonado por la suerte y mi Dios. Rezaba por todos, por la salvación del mundo y por la vida. Honraba a mi fe con orgullo y devoción, pero fue un vampiro quien me dio su bendición.

No recuerdo su nombre. Casi no recuerdo nada de él. Sólo recuerdo el vacío y la pena. Me había convertido en muerte en un mar de desolación. La sangre era mi tesoro, las almas habían quedado atrás y estaba condenado. Por mucho que rezara Dios ya no me escucharía. Era su enemigo. No moriría, no viviría. Me había convertido en un demonio. Y como demonio viví.


El fuego se convirtió en mi aliado. El dolor era mi estandarte. No había lugar en el mundo donde otro pudiese ocultarse. Las almas eran reclutadas para el juicio de Dios y el Diablo. Yo era la mano derecha de Satanás y él era la mano izquierda de Dios.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt