Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 5 de febrero de 2015

Bondad y malicia

Tarquin de nuevo nos habla de sus sentimientos, pero esta vez profundiza más en ese hecho tan terrible. Estoy seguro que todos amarán este escrito.

Lestat de Lioncourt


Sentí el placer de matarla. El orgulloso placer de ver su cuerpo hundiéndose en el fondo del pantano. Los caimanes fueron rápidamente a darse un festín. Su cuerpo se enfriaba, pero pronto no quedó siquiera los huesos para recordarla. Mis manos estaban metidas en la chaqueta y mi rostro parecía impávido, sin vida y sin sentimiento alguno. Al fin había alcanzado ese tétrico sueño, ese deseo insaciable, que me corrompía y torturaba desde hacía demasiado. Una ligera sonrisa se formuló en mis labios, pero mis ojos empezaron a estallar en enormes carcajadas. En ese momento lo disfruté. Disfruté de como se perdía el último resquicio de mi madre. Mi lado oscuro, ese que tan pocas veces dejo libre, se apoderó de mí por completo.

El zumbido de los mosquitos a mi alrededor, el viento soplando suave entre las ramas y la hierva crecida, el zambullido de los caimanes y mi propio corazón, el cual latía muy lento con la sangre de mi última víctima. Todo era un marco encantador. Un lugar idílico. A mis espaldas estaba el santuario, ordenado construir por Manfred Blackwood para quien sería nuestra madre y padre en un nuevo mundo de tinieblas, con su aspecto actual, mucho mejor que el antiguo, lleno de lujos y comodidades. Estuve por entrar en el Santuario, sentarme cómodamente a leer y, de vez en cuando, echar un vistazo a las oscuras y densas aguas donde desapareció el decrépito cuerpo de mi madre.

Aquella noche había descubierto el último misterio de aquel lugar. Era la última pieza. Conocí varios terribles secretos, a cual más horrible, pero el peor de todos fue saber que aquel fantasma, ese espíritu que siempre me había acompañado, era mi hermano gemelo fallecido poco después de nacer. Ella lo había atrapado en este plano, con su dolor y sus quejas, provocando que ni él ni yo descansáramos. Me lo había ocultado. Había hecho oídos sordos a mi dolor y al pecado que cometía a diario. Muerta ya no haría más daño, no me mentiría y tampoco me escupiría a la cara que soy un asesino.


Entonces, en aquel reducto de paz y gloria, sentí que debía regresar. Algo me pedía que volviese al lugar que fue mi hogar, mi corazón y mi alma. Ese sitio donde aprendí a tocar la armónica, escuchar las voces de los difuntos, sonreír ante los pasteles de la Gran Ramona o simplemente leer. Leer como me había dicho Nash, mi tutor, pues una cosa es leer y otra es hacerlo desde lo más profundo del corazón. Necesitaba volver, involucrarme con ellos y sus vidas, para sentirme bueno otra vez.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt