Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 5 de febrero de 2015

Chocolate y galletas

Julien tiene una forma peculiar de enterarse de las cosas, ¿no creen?

Lestat de Lioncourt 


Chocolate y galletas. Siempre fue mi comida predilecta. Un chocolate caliente, un cigarrillo en mis labios y una buena lectura en mi despacho. Aquello era una tentación, un manjar de dioses, una sensación única que me enloquecía y me hacía sentir feliz. La dicha de ese momento, con el cacao humeando, era sin duda un placer digno de ser elogiado y recordado.

Aquel día, uno soleado y común en apariencia, sentí que él venía a la mansión. La verja estaba abierta, pues yo así lo había dispuesto, y el jardín parecía rezumar en la fragancia de los Taltos enterrados bajo el gran árbol central de nuestro edén. Aquello era el paraíso. En la zona trasera, donde se solían colocar las mesas para el almuerzo o un tentempié, ya estaban colocadas las sillas para nuestra pequeña entrevista.

Él me siguió, como quien sigue a un guía turístico, y se adentró en el misterio de aquella perturbadora mansión que ha sido obsesión de muchos, codiciada por algunos y el terror nocturno de varios. El cielo estaba despejado, con algunas dispersas nubes de algodón, y los árboles nos daban una sombra fresca y agradable.

Pedí que tomara asiento, lo cual hizo con esa encantadora sonrisa en sus labios, y yo me senté frente a él. Llené las tazas de cacao, dispuse las galletas y él recitó conmigo unos viejos versos de un poema que saboreaba como el chocolate. Ah, tan ingenuo y con un corazón tan limpio, aunque cargado de ciertas preocupaciones y un ligero rencor, parecía apropiado para mi adorada Mona. Sin embargo, su fino olfato, lo delató.

—¿Puedes oler la fragancia del jardín?—pregunté clavando mis ojos azules en los suyos.
—Por supuesto.

Una trágica respuesta. Él, descendiente mío, con un apellido que no era propio para uno de mis bisnietos, era un pretendiente ideal hasta ese momento. Mona no podía tener más sobresaltos, ni más Taltos y por supuesto él no era el acertado. Si ella quedaba embarazada de nuevo moriría.


Sin embargo, tuvieron que venir Rowan y Michael a interrumpir. Desaparecí como desaparecieron las galletas, el juego de tazas y el chocolate caliente. Sí, todo desapareció. Quedó asombrado y aterrado. Él había conocido al patriarca, a la verdadera voz de mando, de la familia Mayfair.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt