Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 25 de febrero de 2015

Seth

Seth... lo conocí hace tiempo. Fue fascinante encontrarlo en este mundo. Supe de él por la historia de Akasha y Enkil, pero creí que era polvo en el desierto. Luego, más tarde, nos cruzamos y juro que fue un placer. 

Lestat de Lioncourt


«Seth. Lo llamaré Seth. Será orgullo de sus padres, de su nación y sus dioses. Crecerá fuerte en las tierras oscuras de Kemet y será honesto, fuerte y entregado a su pueblo.»

El mayor orgullo de una madre es saber que su hijo crece sano. Había perdido en mi vientre un hijo, pero este había nacido con unos pulmones tan fuertes que provocó que cayera exhausta y fuese recostada en mi cama. Mi hijo había nacido al fin. Creo que es lo único bueno que quedó de mi amor por Enkil.

Había amado a mi compañero, sido su sombra en la corte, apoyado y ayudado a tomar decisiones; sin embargo, sabía que no era yo la persona más importante en su corazón. La persona más importante, el ser que estaba sobre todos, me miraba ese día con una ilusión terrible. Él era Khayman. No era un mayordomo real, sino un guerrero que aconsejaba a mi esposo en cualquier ámbito de su vida. Era culto, responsable y estaba enamorándome de él.

—Es un día importante para el pueblo, pero cansado para una madre—explicó acercándose con una palangana de agua tibia, la cual dejó a mi lado, para luego hundir un trapo dentro de ella y comenzar a lavar el sudor de mi rostro.

—¿Crees que sobrevivirá?—pregunté.

—Tendrá una larga vida.

Una larga vida... Esa era mi obsesión. Prácticamente quería ser hermosa para siempre, pero también fuerte y poseer un poder similar al de los dioses. Por eso cuando ocurrió el accidente, provocando que los tres nos convirtiéramos en leyendas de nuestro pueblo, pedí que se llevaran a mi hijo lo más lejos posible. Ya contaba con unos cuantos años. Era casi un muchacho. Tenía seis años cuando lo abracé por última vez aquella noche.

Durante años pensé en mi hijo, en como el destino me arrebató algo preciado para darme el poder que anhelaba. Me sentí dolida por mis propios sueños, pero él regresó. Él volvió siendo un hombre, con los brazos fuertes de un guerrero y los ojos vivos que yo una vez tuve. Jamás supe si él, Seth, era hijo de Enkil. Tuve un romance breve y discreto con Khayman, pero siempre fue hijo del rey.

Hice que mi hijo fuese tan fuerte como yo, tuviese una larga vida y le di un trozo de mi mundo. Quizás fue un error, pero no me arrepiento. Yo no quería ver morir a mi hijo en una cama, en mitad del desierto o simplemente desaparecer de mi vida. No. Cualquier madre hubiese hecho con orgullo lo que yo hice.



No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt