Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 24 de febrero de 2015

Tus promesas

Armand pone las cartas sobre la mesa... Si yo fuese Marius y saldría corriendo.

Lestat de Lioncourt


Reconozco el dolor como parte de mí. Es un dolor agudo que no se marcha. Un dolor que taladra mi corazón y hace sangrar las viejas heridas de mi cuerpo. Conozco bien el sabor de los sueños rotos, pues es muy similar al de las lágrimas, y mis manos, temblorosas aunque fuertes, siguen aferrándose a cada viejo recuerdo como si pudiese salvarse. Estoy perdido, abandonado, hundido, humillado y agotado. Muchos se hubiesen dado por vencidos, pero yo no poseo ese valor. No tengo arrojo suficiente. Me dejo llevar por la deriva de los años, aceptando el golpeteo de las olas y el rugido de un mar embravecido. He visto llegar los años, caer sobre mí como si fuera una tormenta de nieve y sentir su peso. Acepté mi condena mucho antes de saber cuales serían las consecuencias. Lo hice. Yo lo hice.

He comprendido tarde que la inocencia aún pervivía en mí. Era una llama encendida en mi pecho, en un rincón profundo de mi cuerpo diminuto y esbelto, que sobrevivía a duras penas. Sin embargo, tantos años de llanto, esperanzas vanas y suplicio, han acabado sepultándola y convirtiéndola en una leyenda que no existió. Ni siquiera queda su aroma impregnado en mis manos, pero aún así hay algo en mí que me motiva a recordarla. ¿Tal vez quiero encenderla de nuevo? ¿Quizás no se apagó?

Aún creo escuchar tu voz recitándome palabras tan dulces y embriagadoras como el vino. Sí, tu voz. Una voz masculina, aunque erótica, que tocaba cada fibra de mi cuerpo. Hilo a hilo, poco a poco, creando una madeja de emociones que temblaba como las alas de mil delicadas mariposas. Todavía recuerdo esos poemas, mitos y canciones. Ansío poder tenerte a mi lado, seduciendo sutilmente mis labios, mientras me juras amor eterno.

Nosotros somos eternos, maestro, pero tu amor está desdibujado. ¿Tengo la culpa? ¿Soy algo que no querías? Un halago, unas caricias, una dependencia terrible y un monstruo que no tiene escrúpulos. Podría matar a todos los que te observan y veneran. Yo lo haría. Pero sé que eso no lograría conmoverte, sino odiarme aún más. Porque sé que en lo más profundo, en ese nido de mentiras, hay odio hacia mí. Odio por haber sobrevivido dejando una huella clara de tu torpeza y falsas pasiones.


Sin embargo, como te he dicho, quiero creer que me amas. Deseo pensar que sigo siendo esa pequeña isla que tú buscas. Sí, una isla en medio de un océano bravío. Yo soy tu isla. Una isla desierta llena de frutos eróticos y refrescantes. Necesito que me aprietes contra tu cuerpo desnudo, apartes mi túnica y abras mis piernas. Quiero, amor mío, que hoy vengas a mí y me arrastres a tu alcoba, me hagas tuyo haciéndome delirar y golpees con furia tu látigo contra mi torso. Castígame, si así lo crees. Sin embargo, no me dejes a oscuras. Por favor, enciende de nuevo esa luz en mi pecho.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt