Rose, nunca olvides que puedes luchar por tus sueños y salir ganando.
Lestat de Lioncourt
Sé que no puedes dejar de
contemplarme. Ahora sabes qué soy. Llevabas algún tiempo
sospechando. Esa fantasía infantil, esas creencias tan dulces y
encantadoras, pueden ser una revelación terrible para una mente
adulta. Cuando eres pequeño crees que sólo los héroes de comic,
los ángeles, las aves, los aviones y Peter Pan pueden volar a través
de las estrellas. Sin embargo, aceptar algo insólito como ésto para
un adulto, un ser que ya no cree en seres fantásticos de novelas
baratas, es imposible.
Siéntate a mi lado, por favor. Hazlo
como cuando eras una niña de hermosos cabellos dorados, ojos enormes
llenos de ilusión y deseos de escuchar mis locas aventuras, permite
que bese tus mejillas y pueda llamarte, en silencio, hija mía. Hace
mucho perdí a una hija, provoqué su desgracia y me condené por
ello. Tú eres la cura a las heridas. Me has devuelto la fe en una
humanidad que camina hacia la destrucción de sí misma. Yo no he
dejado de ser humano. Tal vez sea un monstruo terrible, una mezcla
inexplicable de dos mundos, pero te juro que mis sentimientos son tan
similares a los tuyos.
Mi corazón late, Rose. Mi mente se
altera y aterra. Creo que siempre he tenido buenos sentimientos, pese
a mi egoísmo y estupidez. Jamás he pensado sobre las consecuencias
de mis actos. Soy, quizás, demasiado impulsivo y tú, mi hermosa
niña, muy inteligente. Aunque, tal vez debería dejar de llamarte
niña. Eres una mujer realmente bella, con una sonrisa dulce y un
pasado terrible. Tan fuerte como las rosas que nacen en los
desiertos, las flores que surgen en un risco y esas, que sin
necesidad de luz, son capaces de vivir durante décadas para dar su
mejor fruto.
Te he mentido, pero fue por tu bien.
Prometo que ésta pequeña mentira, éste guiño, era para cuidarte
de un jardín salvaje que no me pertenece, pero en el cual me
comporto como si fuese su jardinero, propietario y flor maldita.
Mírame, Rose. Eres la rosa salvaje que tanto esperaba. Tú eres mi
descendiente, mi hija, mi pequeña y ahora una joven fuerte. Lucha,
Rose. No te detengas. Serás todo lo que quieras ser. Jamás dejes lo
que amas. Nunca permitas que otros te digan que eres incapaz. A mí
me daban por muerto, asesinado a dentelladas de ocho magníficos
ejemplares de lobo, pero sobreviví y ahora he sido coronado como
Príncipe de los Vampiros.
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