Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 12 de abril de 2015

Malos tiempos

Armand y los malos tiempos. Los malos tiempos y Armand. Aquí tienen una explicación a sus sentimientos, aunque no todos. Armand a veces es extraño.


Lestat de Lioncourt 


Recuerdo las ratas correr sobre los cráneos, sus ojos oscuros amenazantes, su porte inquietante y esa belleza de santo en su rostro con una sonrisa bondadosa, típica de un hombre bueno. Jamás comprendí realmente qué quería de mí. Deseaba salvarme, pero a la vez me condenaba. Me arrastró por las ascuas del dolor, me arrebató los sueños y la vida misma parecía escaparse de mis dedos. Todo se iba. Se iba como una vez vino. Los hermosos sueños de Venecia, llenos de vino y oro, se convirtieron en ceniza y aroma de carne quemada. Podía escuchar en mis pesadillas los gritos de aquellos que llamé amigos, sentí como hermanos y respeté como grandes pintores de símbolos profanos. Amé a todos los que sucumbieron y él lo sabía. Tan sólo me observaba rodeado de ratas e inmundicia. Podíamos ser reyes del mundo, pero nos comportábamos como alimañas.

Me sentaba a su lado, con los pies helados y las ropas raídas. Él deseaba oír de mis labios las leyes, una y otra vez, con una cadencia sutil. Mis ojos de niño, mi rostro joven, mis manos diminutas y mi corazón herido parecían formar parte de un juego cruel. Disfrutaba. Pero aún no sé si de mi compañía o del triunfo sobre Marius.

Sin embargo, cuando me miraba por largo rato, en completo silencio, veía amor en sus pupilas. Podía leer ese amor intenso, casi febril, que sentía ante mi belleza de icono de iglesia. Sus dedos, toscos y a la par hermosos, rozaban mis mejillas febriles y dejaban huella. Mis labios se abrían con un suspiro. Quería hablar, pero tenía miedo.

Sí, lo recuerdo. Parece que fue hoy, en ésta noche oscura, cuando él me confesó en silencio, con palabras mudas, que me quería. Vi su orgullo marcado en su sonrisa y el afecto en sus brazos. Sin embargo, aún recuero sus torturas y la forma cruel de adiestrarme.


Nueva York está bajo mis pies, mis manos tocan el vidrio tintado de mi ventana y mis ojos se deleitan con las luces eléctricas. Benji no para de emitir su radio. Las advertencias sobre el dolor, la tragedia, las normas rotas, una tribu sin líder y miseria me recuerda que soy fuerte gracias a los viejos tiempos, al dolor que él me ofreció. Soy una alimaña que esperaba sentir la guerra para demostrar que era fuerte. Soy el germen, la semilla...  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt