Arjun es un hombre que no conozco del todo, pero no tiene buen concepto de mí. Comprendo que le parezca un irresponsable. Si bien, acepto también que es una persona sensata llena de amor. Pandora se merece ese amor.
Lestat de Lioncourt
Amar es algo más que decir la palabra
amor como si lanzaras una moneda al aire. Amar es sacrificar parte de
tu felicidad para que el amor fluya, camine entre tus venas y anide
en tu corazón más allá de tu alma. El amor es un sentimiento que
posee un poder superior a cualquier otro. Con el amor aplastas la
precariedad de un mundo convertido en muros de orgullo, oscuras
calles de oxidados principios y olvidados recuerdos maltrechos. Es un
sentimiento que te provoca recurrir a la escasa memoria y a los
sueños que parecen revolotear alrededor de tu cama. Amar es perdonar
y aceptar.
Jamás quise que ella se fuese. Me
negué a mí mismo ver bien sus pasos lejos de mi protectora figura.
Sin embargo, guardé silencio y acepté que ella volara lejos. Dejé
que se equivocara. Pues mi amor era tan grande que opté porque ella
encontrase la verdad en los ojos fríos de Marius. Sabía que ella no
permanecería con él durante muchos días. No es una mujer que se
deje aplastar por las imposiciones de un hombre que desconoce el
poder y la necesidad de escuchar a otros.
Decidí tumbarme bajo mi palacio. Me
acomodé sobre mi mullida cama, acaricié mis sábanas rogando
encontrarme con ella en cada aventura y de ese modo, entre pequeñas
piezas de esperanzas rotas, descansé para curar mi alma. Al
despertar la hallé a ella, pero no quise caminar a su lado. Tiempo
más tarde cometería mi único pecado. Me alzaría contra los más
jóvenes y quemaría a varias decenas. Provocaría dolor y no amor.
La vergüenza me hizo huir al lugar donde siempre la esperé. Lloré.
Me lamenté tanto que creí que mi corazón se quebraría. Sin
embargo, su amor es poderoso y supo comprender que yo no era ese
monstruo terrible. Otro ser me incitó a moverme, buscar a los más
jóvenes y destruirlos. Un monstruo que no coincidía con la bondad y
mis deseos de paz.
Aferrado a su cintura, con mi rostro
hundido en su cuello y con sus manos en mis largos cabellos he podido
soportar las heridas. Su amor curó mi alma. Ella logró que me
sosegara y fuese nuevamente feliz en mitad de un drama terrible. La
oscuridad se iluminaba con el resplandor de las Quemas, pero mis ojos
centelleaban con el amor que siempre le tuve.
El amor puede superar cualquier
tragedia. Nos hace fuertes. Provoca que seamos grandes colosos. El
amor nos une y aprieta nuestras manos. Sin amor nos moriríamos como
los peces fuera del agua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario