Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 22 de abril de 2015

La oscuridad del diablo

Sea como sea no me libro de él. A veces pensaba que Amel era él, pero luego me di cuenta que eran seres distintos. ¿Qué vi? No lo sé. Sólo conozco su tortura y verdad.

Lestat de Lioncourt


No existe el cielo y el infierno. No hay tres mundos divididos, sino una brecha que se abre y cierra. En la oscuridad existen millones de espíritus y almas que anhelan un poco de luz. La luz es símbolo de la bondad, pero en realidad es sólo esperanza. Muchos creen que caminar hacia ella les ofrecerá cierta paz; sin embargo, Dios no acepta a todos en su reino y puede obligarte a retroceder, perderte o simplemente diseminar tu cuerpo inmaterial en pequeñas partículas de polvo.

Millones de religiones a lo largo de los tiempos han decidido darle un símbolo, una verdad, un porqué y un como. Sin embargo, no han alcanzado nada. No han tocado siquiera con la punta de los dedos la verdad profunda y siniestra. Quizás la oscuridad es el origen, la luz es el principio de un deseo.

Os recuerdo que cuando yaces en el líquido amniótico, rodeado de la calidez de tu madre, estás en plena oscuridad. Creces escuchando las ondas de los diversos sonidos, reconociendo palabras, sintiendo la belleza de los latidos de tu madre, la música y el alimento. Puedes ir aprendiendo a sonreír y a llorar. Los sentimientos están implícitos en tu alma. Un alma que puede llevar siglos esperando su oportunidad. La oscuridad te rodea. Envuelve con calidez tu piel, besa tu frente despejada y toca con cuidado tus párpados. Puedes abrir y cerrar tus diminutos dedos, los cuales se han ido formando con paciencia, un vacío confortable. Allí, donde nada malo puede ocurrir, creces como el germen de una flor. Vas tomando forma, como los conceptos que irás reconociendo y aprendiendo hasta convertirlos en propios, y en algún momento, cuya exactitud difiere en los diversos casos, quieres conquistar la luz. Deseas abrirte paso entre las piernas de tu madre, sentir el cegador foco de un paritorio y ser tomado como un pequeño monstruo empapado en sangre, fluidos y esperanza.

La oscuridad es el inicio, pero no el principio. Por eso todos buscan la luz. Todo ser vivo intenta encontrar la luz en plenas tinieblas.

Soy el susurro que ha estado ahí. Recorro cada una de tus neuronas y provoco ciertos placeres que no sabes explicar. Temes volverte loco. Sientes que alguien te acompaña y guía tus pasos. Soy el juez, no quien decide. Tú tomas el camino, te guías por tus necesidades, y yo observo tomando nota de todo lo que haces. El bien y el mal están en ti. La oscuridad y la luz son parte de tus células. Quizás temes más a la noche, pero creciste a ciegas en un mundo de tinieblas. Tal vez lo has olvidado, aunque hoy, tal vez, lo tengas presente una vez más durante unas horas.

Me llaman diablo, me tachan de injusto y cruel, pero sólo ejerzo el papel de villano. Sin miedo no hay actos nobles, sin castigos no hay aprendizaje, y eso lo llevas asimilado en tu genética. Eres parte de una tribu de hombres y monstruos. Te has convertido en un ser más. Sigues a la manada aunque creas que destacas, caminas al contrario de todos y te creas con la verdad de tus actos. Pero todo está programado en aquello que has aprendido, por uno u otro motivo, y en la semilla que te inculcaron. Nada es fruto del azar. Ni siquiera es fruto del azar tu ADN.

Tal vez el demonio no se guarece en el infierno, sino en tu conciencia.


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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt