Sybelle es noble, aunque siempre me pareció algo descentrada. Admito que para ser creativo hay que estar algo loco... Nicolas lo estaba.
Lestat de Lioncourt
En los albores de la vida, cuando el
ser humano prácticamente no sabía comunicarse, estoy segura que la
música era imprescindible. Formaba un vínculo más allá del
entendimiento y del idioma. La naturaleza misma posee un ritmo, una
cadencia, unas notas, una melodía, una verdad y una canción que
puede remover miles de sensaciones y sentimientos que creemos
dormidos bajo la fina piel de nuestros sueños. Nos convertimos en
esclavos de la música, pero a la vez somos los reyes junto a las
aves.
Yo era un ave. Mi canto era mi llanto.
La música que ascendía por las paredes pintadas de mi habitación,
una hermosa jaula llena de lujos, era terrible aunque perfeccionada
con el paso del tiempo y la práctica. Las aves no cantan, pues se
lamentan de la libertad que no llega. Por eso, ahora que soy libre,
canto para otros que no han podido librarse de las cadenas.
El ser humano ha demostrado que la
música es una terapia. Científicos humanos han determinado que un
paciente enfermo sana mucho antes con música que sin ella. Desde la
radio intento sanar a todos aquellos que me escuchen sin importarme
sus orígenes, la verdad que contienen o sus pasos por éste mundo.
Deseo ser empática y llegar más allá de la superficie. Quiero
introducirme en sus almas, unirme con ellos y sanar cada herida que
aún está abierta. Deseo hundirme en sus ojos, contemplar la belleza
que poseen pese a la oscuridad que les rodea, y besar sus labios sin
siquiera estar a su lado. Quiero ser música para que sus espíritus
me respiren hasta alzarse con las fuerzas necesarias.
La vida es música, y yo deseo ser
vida. Puede que parezca una locura y un extraño sueño, pero mi
único deseo es devolverle al mundo la bondad que otros arrebataron.
Deseo llevar conmigo el amor que otros convirtieron en odio y rencor.
Quiero ser la semilla que haga germinar mil flores en un jardín
desértico. Me convertiré en lluvia y sol, seré el viento
meciéndome en las ramas y también los insectos zumbando entre los
pétalos más carnosos. Seré la verdad más dulce en un camino
amargo. Eso deseo.
Primero toqué para mí, pero luego lo
hice para ellos. Benjamín y Armand siguen siendo mi prioridad, mis
corazones, aunque sé que el mundo necesita que rompa el silencio del
dolor y lo arranque de raíz.
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