Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 9 de julio de 2015

Gracias a ti

Benjamín se ha convertido en una pieza fundamental de nuestra tribu. Es un buen compañero y creo que debería ser escuchado y no sólo permitirle escuchar.

Lestat de Lioncourt


A veces me siento impotente. Observo todo desde la distancia e intento convencerme que es lo único que puedo hacer. Frente al micrófono relato el sufrimiento que puedo contemplar en los ojos de otros que me observan como si fuese su única voz. Recuerdo los tiempos en los cuales tan sólo tenía que cargar con mi sufrimiento, pero ahora es distinto. Quizás, sólo quizás, es eso lo que me ha hecho cambiar. He madurado demasiado rápido. Tal vez tan rápido que Armand aún no comprende que no tiene ante él a un niño, ni un adolescente, sino a un hombre. Acepto que aún poseo cierta inocencia. Una inocencia primaria, muy básica, en la cual demuestro ilusión por cosas sencillas que pasan desapercibidas para el común de los mortales, e incluso para mis compañeros.

No hablaré de mis tristes orígenes, tampoco de la miseria en la cual me vi envuelto. Soy una rata callejera que terminó convirtiéndose en la voz de la calle, de los muertos y de los que aún vivían con heridas tan profundas como las mías. Me compadezco de otros porque a mí me gustaría que he hubiesen compadecido, escuchado y ayudado. Tan sólo tiendo mi mano, una línea de teléfono y un programa donde hacerse escuchar es sencillo.

Recuerdo cuando me aproximé a Armand decidido a convencerle sobre mi fantástico proyecto. Él me había cedido parte de sus riquezas, también tenía el apoyo de nuestro creador. Para mí Marius es mi amo. Yo fui creado desde la esclavitud, igual que aquel hermoso Amadeo que una vez se deslindó de sus alas y se convirtió en el niño mugriento que caminaba descalzo por París. Aquella noche discutimos, pero no fue una discusión brusca. Casi nunca discutimos de forma brusca. Nuestras discusiones son pausadas, sosegadas a veces, pero terminan siendo explosivas por los portazos y los golpes sobre la mesa. Sé que el me ama y que teme que me exponga demasiado, pero no puedo quedarme quieto sin hacer nada. No quiero ser un empresario brillante que conduce un lujoso deportivo. Prefiero engañar a muchos haciéndoles creer que todo es mentira en esa página donde los vampiros claman por ser escuchados y por escuchar a otros.


Hoy ha escuchado el programa. Sé que está inquieto. Pronto podrá de nuevo escuchar nuevas entrevistas conjuntas con otros vampiros. Teme que su corazón se debilite y quede de nuevo frágil. Cuando le conocí era la sombra de lo que ahora es. Desconozco como ha podido vivir con tantas heridas y dolor, también como puede aún hoy guardar cierto rencor. No le profeso lástima, sino piedad. Me apiado de sus sueños rotos, de sus alas maltrechas, de sus sentimientos confusos y de su necesidad de ser amado. Yo le amo. Creo que incluso he llegado a amarlo más que Marius. Para mí es un pilar fundamental en mi vida, pero también soy consciente que somos muy distintos. Sin embargo, amo bailar a su lado, dejándome llevar por cualquier tipo de música y besar sus labios con sincera devoción. Doy gracias que me permitiera ser lo que soy. Me ha permitido ser el bálsamo para muchas heridas.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt