Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 18 de julio de 2015

Mi maestro

Las confesiones de Amadeo antes de ser bautizado como Armand no tienen desperdicio... ¡Aquí van!

Lestat de Lioncourt


Aguardaba cada noche con impaciencia, era mi pequeño secreto que él bien conocía. Contaba las horas mientras ejercía con paciencia de joven educado y servicial, el cual debía interesarse por las artes, la política y la filosofía. No era un dotado del pincel, pero sí era lo suficientemente diestro para haber tomado cierta relevancia entre el resto de muchachos. No obstante mi estilo era muy distinto y mis deseos, o mis sueños, también lo eran. Ellos querían ser grandes artistas. Yo deseaba retorcerme como una serpiente entre las sábanas de seda roja de nuestro mecenas.

El aparecía cada noche. Era un hermoso espectáculo. Su piel de mármol parecía estar cincelada palmo a palmo por los grandes escultores de la época. Podía ver en su cabello dorado rayos de sol o hebras de oro. Tenía un aspecto y una presencia que nadie podía igualar. En las fiestas de sociedad, tanto las discretas como las más indiscretas y codiciadas, era el ejemplar más atractivo que podías hallar con tan sólo alzar la vista. Su túnica rojiza era un símbolo de mi propio pecado, así como del suyo propio.

Navegaba entre las sábanas, me dejaba tocar por sus manos inclusive el alma, y permitía que sus labios mordieran mis pezones arrancándome gemidos de placer. Mis muslos eran tocados, suavemente, por la punta de sus dedos. Su lengua se deslizaba por mi pecho hasta mi vientre, rozando con su aliento mi ombligo así como el nacimiento de mi sexo. Gemía cuando me envolvía entre sus brazos, cuando sus manos eran aún más pecaminosas y mis nalgas terminaban siendo el centro de sus delirios. Gozaba con cada oscuro secreto, con sus besos y mentiras, mientras el mundo parecía dormir inocente del calvario de lujuria que yo tenía.

Sabía bien que no era humano. Conocía sus misterios, pecados y dolores. Comprendía que debía huir como un demonio, aunque para mí era Dios mismo bajado de la cruz. Me rescató del arrollo y me convirtió en un amante indecente. Sus pecados se convirtieron en los míos. Del mismo modo que su verdad se transformó en un veneno delicioso, en el cáliz más dulce, que jamás he bebido.


Ahora la miseria me rodea. El fuego lo ha consumido todo. Sólo albergo una mínima esperanza que parece consumirse lentamente. La noche es mi compañera y el día mi enemigo, pero aún peor enemigo son mis recuerdos. La vida misma se cae lentamente, se convierte en dolor y tragedia, mientras intento convencerme que todavía hay tiempo. Quiero creer que él vendrá a por mí y regresaremos a las sábanas rojas de satén, a los besos indecentes y a las caricias prohibidas. Deseo abarcarlo entre mis muslos y contenerlo en mi interior mientras él me observa, igual que una bestia, retozando conmigo sobre su mullido colchón.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt