Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 13 de julio de 2015

Sueños en la oscuridad

Tarquin Blackwood es un joven vampiro que conocí hace unos años. No sé qué habrá sido de él, pero esto lo escribió noches antes de volver a New Orleans ya convertido en un vampiro.

Lestat de Lioncourt


Aún puedo escuchar el sonido del viento meciendo las copas de los árboles. Es como si no me hubiese movido de aquel lugar. Estoy todavía en aquel paraíso mientras la luz del sol se cuela entre las enormes ramas cargadas de tiernas y verdes hojas. Puedo sentir el calor sofocante del verano y escuchar a los insectos zumbar cerca de mis orejas. Estoy allí, apoyado en uno de esos gruesos troncos, y puedo observar el mundo como si fuese inmenso e imposible de abarcar. Mis pies están de nuevo descalzos y notan la tierra removida bajo estos, la hierva crecida acariciando mis tobillos desnudos y las hormigas intentando subir por mis pantalones. Quiero correr, pero prefiero quedarme allí unos segundos más. El sol brilla en un cielo que parece haber sido pintado y sacado de uno de esos frescos italianos que tantas veces he visto en los libros. Deseo viajar, pero en esos momentos me da pereza. Me estoy despidiendo de mi vida, mis sentimientos, la verdad y los misterios.

Tengo tan sólo dieciocho años. Poseo un carácter bondadoso, pero también solitario. Me he acostumbrado a estar a solas con el monstruo que me susurra que me ama, un monstruo terrible que acaricia mis cabellos oscuros y me mira con esos ojos tan similares a los míos. Es mi doble, pero desconozco porque se parece a mí y qué desea realmente. Él me habla de amor y yo le hablo de necesidad. Quiero conocer a otros, amar y ser amado por algo tangible.

Hace tan sólo unas horas que mi corazón comenzó a latir al recordar un rostro mientras le doy nombre. Es un rostro de piel blanquecina, parecida a la tez de las muñecas de porcelana, salpicada de pecas y con las cejas muy pelirrojas. Ese rostro tiene unos ojos enormes de color verde, muy profundos y que hablan de miles de cosas que yo todavía desconozco. Tan sensual, tan viva y tan distante. Atrae cuando mueve sus labios respondiendo a mis incoherencias. Hace tan sólo unas horas que deseo volver a verla con la inquietud de un hombre enamorado, aunque únicamente la he visto una vez. He visto a esa mujer con ese rostro una única vez. Una mujer hermosa, casi una niña, que se reía de mis torpezas y las aceptaba con una simplicidad maravillosa. Ella se llama Mona. Es Mona Mayfair. Desconozco porque a mi tía no le agrada esa chica, pero deseo tenerla a mi lado para siempre.

He vuelto a ese momento porque lo necesitaba. Quería recuperar esos segundos antes de cerrar los ojos en mitad de la oscuridad. Ya no volveré a ver ese sol, ni disfrutaré del color del cielo azul, tampoco sé si la volveré a ver. Fueron dos años lejos de ella y no pude volver a tenerla como los días siguientes a esa maravillosa mañana, esa mañana en la cual descubrí que ya no era un jovencito sino un hombre. Un hombre con unos deseos constantes de amar y ser amado.


Ahora la oscuridad me absorbe. No soy libre. No puedo viajar por el mundo como pretendía. Tengo que mentir y alimentarme. La mujer de ésta noche, esa pobre y estúpida novia, yace muerta en la habitación que debía ser el culmen de su felicidad. Yace manchada de sangre, su vestido se ha convertido en un símbolo del dolor y la tragedia. La bestia que yace en éste lugar, en el encierro inmortal, tiene todavía sueños que desea conquistar. Necesito que el día desaparezca para marcharme lejos de aquí. No quiero verme convertido en un paria. Quiero volver a casa.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt