Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 28 de septiembre de 2015

Mi inspiración

Estaba frente a un folio en blanco. Las idas se agolpaban provocando que mi cerebro, por primera vez en mucho tiempo, se sumergiera en un bloqueo. El murmullo de mis palabras, con mi voz impertinente, se reproducía como un eco insufrible. Mis manos temblaban sobre el borde de la mesa. La pluma, colocada ligeramente inclinada sobre el papel, me llamaba con eróticos cantos de sirena. Quería contarlo todo. Necesitaba que todos comprendieran mi sufrimiento y mi deseo.

Me arrojé al papel pasados unos minutos, tras suspirar largamente y enfocarme en el inicio de mi historia. Así comencé a escribir mis canciones y bibliografía. Era yo, el matalobos y padre de las mentiras, quien iba a confesarles a todos la muerte de mi esperanza, el nacimiento del amor y mis ideales. Era como ir a la iglesia, persignarte ante la imagen de un Jesús moribundo, y arrodillarte ante el confesionario. Debías susurrar cada palabra dándoles los detalles adecuados, para que el sacerdote comprendiera cuan malo eras, en un alarde de fe. Escribir es eso: un alarde de fe.

No tienes nada, pero aspiras a todo. Quieres que te comprendan, lean y amen. Necesitas el amor del lector y la comprensión de éste. No merece la pena un amor sin comprensión. También quería remover el pasado, derribar muros desde sus cimientos y abrir un camino nuevo. Quería que todos supieran la verdad, porque callarla había sido el mayor de mis errores. Pagué caro cada error, pero sobre todo no decirle la verdad a Louis y Claudia. Si bien, no decir la verdad no significa mentir. Yo tan sólo la oculté, hundiéndola en algún recóndito lugar de mi alma, para que nadie supiese que yo era esclavo de un secreto temible.

Las primeras noches escribía de forma febril, pero las últimas fueron más relajadas. Caminaba por la habitación en círculos, recordaba a Nicolas cada vez que tarareaba alguna de mis canciones y sufría. Sí, sufría. Sufría porque reconocía al fin lo laborioso de su trabajo, la terrible angustia y soledad de un escritor y lo necesario que hubiese sido comprenderlo a él. Todavía me persigue su imagen esbelta, con sus largos dedos pellizcando las cuerdas de su instrumento mientras sonreía amargamente. Podía verlo frente a mí y casi acariciarlo. Pedí perdón mil veces al aire y continué escribiendo. Pensé en mi madre, por supuesto, también en la muerte de Claudia y el rechazo que sentía hacia Armand. Pero, sobre todo, pensaba en Louis y su torva mirada verdácea que todavía me destruía el corazón. Marius, Akasha y Enkil también eran pensamientos repetitivos. Mis canciones eran para todos ellos, pero también para vampiros desconocidos y mortales sin nombre.


Me convertí en un trovador de sueños, realidades, verdades y codicia. Luego, con el tiempo, me transformé en leyenda.

Lestat de Lioncourt   

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Lestat de Lioncourt