Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 26 de octubre de 2015

Talamasca - Oak Heaven - Noche 2

He aquí la segunda parte, o mejor dicho segunda noche, de David y Daniel en New Orleans.

Lestat de Lioncourt


Se había mantenido firme a mi lado, como si fuese tan sólo un observador o el lector omnisciente de una novela cualquiera. Estaba allí, de pie, con su rostro tan joven como el mío, pero mucho más delgado y de ropas mucho menos formales. Sus ojos violáceos me seguían allá donde iba, como lo hicieron mis premoniciones y aciertos durante muchos años a lo largo de mi vida. Estábamos en Nueva Orleans. Para muchos es la ciudad soñada, para otros un rincón terrible donde sentir presencias y para la mayoría de sus habitantes un desastre monumental desde aquellas terribles inundaciones.

Como si fuese historia mojada, o simplemente un periódico viejo que ya perdió color, muchos han olvidado el origen de ciertas historias que se han convertido en el lazo común de muchos de nosotros. Si tuviésemos que unir frase por frase, punto por punto, huella por huella cada momento estaríamos ante una historia interminable que comenzaría hace siglos y que seguiría vinculada a nosotros hasta el fin de nuestra existencia.

Allí, en Oak Heaven, había cientos de recuerdos acumulados en una pequeña caja no más grande que el tamaño de un joyero mediano. Sólo eran algunos recuerdos, viejas cartas casi carcomidas por la humedad, daguerrotipos y un rosario. Tenía que regresar a éste punto y no podía hacerlo solo. Era incapaz de viajar hasta la ciudad, instalarme en un pequeño hotel sin muchos lujos y aspirar de nuevo el ambiente bohemio, mágico y bucólico de sus calles sin sentir un vuelco al corazón.

En ésta ciudad, que cada Febrero se llena de risas y se alza como una majestuosa dama cubierta de colorido, está de luto continuamente. Para mí viste de negro y posee el rostro de la muerte. Mi mejor amigo en Talamasca, con el cual viví los mejores años de mi vida mortal, fue atropellado a unas calles del edificio donde nos encontramos, Daniel Molloy y yo. Tenía que pasar por ese lugar, observar el tránsito ir y venir y cruzar la avenida.

Daniel era mi acompañante. Últimamente había pedido al archiconocido periodista que desveló el misterio, que abrió la puerta a otro mundo, al gran público su inestimable ayuda. Un equipo de curiosos y extraños investigadores que eran los ojos de un ser que no necesita a gente como yo, pues ahora sabe el misterio de varios mundos. Por supuesto estoy hablando de Lestat, pero eso es otro dilema distinto al que yo me enfrento.

Debía recuperar el testimonio vital de Merrick. Pese a saber a ciencia cierta que ella no dejó nada pendiente, que era imposible que regresara como fantasma, y que de hacerlo, por supuesto, estaba en su derecho a no manifestarse frente a mí, ignorarme hasta el hartazgo y seguir su camino, decidí ir a por sus cosas. Pensé que si tocaba esa caja, como si fuese la de Pandora, y la abría lograría que ella se animara a regresar. Deseaba que lo hiciera, pero no ocurrió nada. Del mismo modo que sé que Aaron ha regresado, que está entre los tantos investigadores que se han unido de nuevo a las filas de Talamasca, así como a la familia Mayfair, como si fuese un perro guardián, para evitar que Beatrice Mayfair sufra.

Los Mayfair. Ellos son un nexo común entre mi mundo y el suyo, el de Lestat y el suyo, el de Aaron y el suyo y por supuesto el de Talamasca y el suyo. Talamasca unió su camino cuando Petyr Van Abel, un conocido y formidable estudioso se vinculó para siempre con la familia dando origen a ésta. Ello siempre desecharon la idea de entablar relaciones pacíficas con nuestros eruditos. El misterio era fácil de resolver, pero complicado a la vez. Su espíritu, del cual desconocíamos demasiados datos, intentaba evitar por todos los medios que establecieran contacto con nuestros enviados y éstos, por desgracia, terminaban muertos. Lasher no deseaba que desvelaran el misterio, que supieran que no era un demonio ni un ser mágico. Él, el pobre aunque astuto y codicioso Lasher, no era más que el fantasma de un Taltos.

Actualmente el archivo Mayfair posee numerosos volúmenes y datos que hasta hace unas décadas era imposible. Quien dice volúmenes dice archivos. Hoy en día todo está informatizado, aunque admiro a los estudiosos que todavía redactan en papel cientos de documentos y los incluyen en las carpetas que llevan siglos acumulando polvo. Han hecho un trabajo excepcional éstos años y yo he sido testigo.

Fui testigo de muchas cosas en ésta ciudad, pero también tras la mesa de mi despacho y en las galerías, así como bodegas, de la sede de Londres. Talamasca sabe bien la importancia de Nueva Orleans, París o algunas zonas de Egipto. Pero sobre todo de ésta ciudad en concreto. Una ciudad que alberga fantasmas, Taltos, brujos y vampiros. Es el origen de una historia sin igual, que no se ha repetido, y que todavía hoy parece tener repercusiones en el mundo de los vampiros. ¿Quién no ha escuchado a Louis derramar lágrimas de sangre por Claudia? En el imaginario de muchos Louis llora ante la pérdida de la pequeña en París, pero aquí la tiene caminando por las calles tomada de su mano y viva. Tan viva como lo puedo estar yo, ya que ahora sabemos que somos unos mutantes y no simplemente cuerpos muertos animados.

Julien Mayfair se ha negado a declarar nada sobre la familia Mayfair, pero Lestat ha derramado su llanto, amor y prodigios en numerosos volúmenes. El más reciente ha sido todo un éxito. Sus proezas, así como fracasos e inadmisibles pataletas son conocidas por todo el mundo. Ahora tiene a Amel que puede dialogar con él sobre infinidad de secretos íntimos que yacen en la memoria colectiva que somos todos y cada uno de nosotros, pero yo necesitaba hacer éste viaje para recuperar lo que fue Merrick. No necesito hablar con Lestat para saber lo que ella sentía, necesitaba o necesitó en su momento. Sé que soy culpable de muchos de sus fracasos, como también de algún triunfo.


Me he pasado la noche anterior contemplando los gatos pardos que deambulan cerca del hotel. Daniel se ha mantenido a la espera para conversar conmigo. Sé que tiene dudas, pero yo no sé si tengo respuestas para él. Quizás algún día, sin hacer demasiados preámbulos, le explicaré cómo soy realmente. Mi sentido del humor crítico y ácido, mi talante y mis deseos de aventura pueden ser tan sólo parte del verdadero pozo de sentimientos que yacen en mi alma.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt