Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 23 de febrero de 2016

El gran dolor

Maharet dejó esto escrito en sus archivos y yo lo transmito. 

Lestat de Lioncourt


El dolor te convierte en una persona fuerte o te llena de miseria. La soledad puede seguir fortaleciendo ese lecho de espinas que es el mundo, el cual puede rodearte y atraparte de improvisto, o transformarse en una pesadilla. Yo jamás estuve sola. Nunca me imaginé una vida solitaria cargada de dolor. La venganza jamás ha sido para mí la solución a mis problemas, pues siempre he pensado que sólo generan desconfianza ante otros y es síntoma de debilidad. Me gusta responder al dolor con paciencia, al odio con calma y las falsas acusaciones se matan con una verdad tras otra, aunque sea incómoda o mil veces pronunciada.

Todavía intento encontrar una solución a todo lo que ha ocurrido desde el momento de la muerte de mi madre. Una mañana cálida de primavera cayó desplomada frente a nosotras. Su delgado cuerpo perdió el último aliento antes de tocar el suelo. Los espíritus se arremolinaron a su lado, como un millar de avispas, esperando que se alzara como cuando un niño cae y sus padres desean ver como se levanta por si solo. Pero no lo hizo. Jamás pudo levantarse. Sus cabellos, tan similares como los nuestros, quedaron regados por el suelo junto a la cesta repleta de flores y pequeños ramilletes de hierbas que había recogido.

Al día siguiente reunimos a todo el poblado. Íbamos a consumir su cuerpo como mandaba la tradición. Puede parecer algo terrible para una persona “civilizada” de estos días tan extraños donde se mata por un líquido negro que contamina la poca vida que permanece intacta, donde se talan cientos de árboles para generar papel que se malgasta, el mismo mundo que ama más la tecnología que un abrazo sincero de una madre. Ese mismo mundo “civilizado” jamás comprenderá del todo porque nosotros debíamos consumir sus restos. Sentíamos que ella, al ser consumida, permanecería con nosotros. Su espíritu quedaría repartido y liberado a la vez, sus restos no serían contaminados por la tierra y sus huesos descansarían en una pequeña urna. Pero no pudimos hacer nuestro ritual porque la reina lo había prohibido. Ella una forastera, ajena a nuestras tradiciones, había impuesto unas nuevas leyes y había lanzado una ofensa sobre todos nosotros.

Desde ese día vivo un tormento, pero sobre todo desde que logré recuperar a mi hermana tras perderla durante siglos. Ser convertidas en monstruos, parias de la luz y aisladas del contacto de nuestros amados espíritus, no fue suficiente. Nos dividieron tras dejar a mi hermana muda y a mí ciega. Nos dejaron incomunicadas, nos lanzaron al mar y nos enviaron cada una a una corriente distinta. Sé que Khayman nos convirtió en lo que somos, vampiros, porque él pensaba que debíamos luchar contra la injusticia que se nos había hecho.

Khayman, el mayordomo real, era conocido como el Benjamín del Diablo. Era un ser terrible en mitad de la guerra y hacía todo lo que su rey y su reina ordenaban. Incluso nos llegó a violar y fruto de ello nació una niña. Sin embargo, su corazón era puro y valeroso. Él sabía que había ofendido a los dioses, a los espíritus, a su honor y orgullo como hombre. Decidió alejarse del dominio de la reina, hizo oídos sordos a su rey y se convirtió en proscrito para salvarnos a ambas.


Ahora vivo con él y con ella en mitad de la selva. La reina ha muerto, pero las consecuencias siguen destruyéndonos. Mekare parece aún perdida pues observa sin ver, se alimenta por instinto y parece más muerta que viva. No logro comunicarme con ella y Faared dice que está en una especie de coma, como un trance que nunca se quebrará, y eso me hace daño. Sigo en pie porque sé que debo permanecer al lado de mi hermana y de mi gran amor, mi guardián, mi Khayman… Sigo en pie porque La Gran Familia nos necesita. La Gran Familia humana nos necesita. 

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt