Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 30 de abril de 2016

El rock purifica

El último bastión de libertad se llama rock. Reconozco que es una droga dulce que se inyecta con facilidad y provoca un placer incomparable. He recorrido el mundo con cientos de canciones aullando las miserias de mi alma. Disfruto echándome en la cama de cualquier hotel, por mediocre que sea, con los auriculares puestos susurrándome versículos prohibidos sobre placeres carnales, destrucción y libertad. El rock es rabia, placeres y seducción de las masas. La protesta social se ha mezclado con letras profundas y otras suaves que endulzarían cualquier corazón hasta provocar que el cuerpo caiga rendido.

Conocí por casualidad esta música y ya no sé vivir sin ella. Es increíble que me deje llevar por su eléctrica sensación teniendo en cuenta que no soy humano, que mi época quedó atrás hace tiempo y que debería alejarme de sus canciones cargadas de voces desgarradas. Sin embargo, no es así. Quizá me convertí en vampiro porque debía conocer este tipo de sensaciones. La rebeldía del rock me ha hecho fuerte y ha logrado que rompa cada uno de mis miedos en mil pedazos.

Suelo tomar mi Harley para hacerla rugir y permitirle al mundo que conozca mi pasión. He recorrido las carreteras como un alma endiablada mientras gritaba libertad. Jamás he usado las medidas de seguridad porque no voy a morir, nunca moriré. Mi dorada melena al viento, completamente revuelta y enredada, es como un símbolo de locura y placer.

Admito que la música siempre me hechizó potenciando mis sentimientos, adentrándome en un valle de lágrimas o de coros celestiales, hasta límites que ni siquiera puedo explicar. He experimentado un placer infinito en mitad de grandes eventos pero sobre todo cuando subí a ese escenario, grité mi nombre y todos comenzaron a corear mis canciones. A veces me pregunto qué hubiese pasado si Akasha no hubiese matado a cientos de jóvenes ese día o si fue ella la única que controlaba sus pensamientos.

Hoy me da fuerzas distintas cada canción, pero en ocasiones recuerdo únicamente a una persona cuando la música se vuelve turbia, las letras torcidas y las voces parecen lamentarse por tiempos pasados que parecen mejores. Su silueta aparece de la nada frente a mí con el rostro cubierto de rabia contenida. Puedo ver con claridad a Nicolas moviéndose por la habitación y retorciéndose con su violín que se eleva incluso por encima de las canciones que yo tarareo.

Reconozco que no soy capaz de olvidarlo. Amo profundamente a Louis. Sé que mi vida sería miserable sin él. He aprendido a aceptar que no soy capaz de vivir sin pensar en sus ojos verdes, sus labios de palabras profundas y tristes, sus constantes consejos que caen en saco roto y sus brazos confortables que me rodean ocasionalmente. Me gustaría que dejase de llorar por mi culpa pero soy incorregible. Sin embargo, si me pongo a pensar no hubiese conocido a mi gran amor si el primero de todos, aquel que nos moldea y se queda por siempre tatuado en nuestra alma, no hubiese muerto.

Bajé a los infiernos buscando respuestas. No sólo quería hablar con Memnoch. Reconozco que quería encontrarlo y pedir disculpas una y otra vez, aunque él no las aceptara y me destrozara el corazón una vez más. También contuve la respiración y la esperanza entre mis manos mientras me mostraba la casa de Dios. El Cielo parecía placentero alejado de la tortura física y la escasa certeza de que todos compartían. No lo encontré. No hallé a nadie que pudiese darme una pista. Él tampoco ayudó. Al parecer Memnoch no se percató de mis ansias de volver a ver a Nicolas.


Esta noche he escuchado una canción que me ha destruido por completo. Estoy escribiendo esta carta en un motel barato de carretera. La música suena con fuerza en mis audífonos y dejo que mis lágrimas manchen mi rostro una vez más. Jamás había escuchado a este artista y creí que el rock estaba decayendo desde hacía algunos años. He necesitado ordenar mis pensamientos y dejarlos plasmados. Detesto que muchos crean que el rock no muestra sentimientos y que sólo es vanidad. Hay estúpidos que aún creen que las revueltas sociales se dan por puro capricho y no por el sentimiento de impotencia, ira y dolor que siente el pueblo. La rebeldía es una muestra más de un sentimiento de disconformidad. El amor de sus baladas y el murmullo de canciones como estas que me hacen recordar lo estúpido que fui, lo ciego que estuve y lo torpe que sigo siendo.


Lestat de Lioncourt   

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Lestat de Lioncourt