Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 20 de noviembre de 2016

La bruja

Diremos que yo también la amé, pero la vi como una auténtica mujer y no como un animalillo herido o una poderosa bruja. 

Lestat de Lioncourt


Llevaba años con aquella idea forjándose en la cabeza, taladrando en mi cerebro, y logrando una especie de tortura que no podía abandonar. Era como si estuviera interno en un psiquiátrico y me ofrecieran descargas eléctricas para cambiar mi comportamiento. Sí, era así de doloroso. Cada vez que pensaba en ella sufría y no podía dejar de hacerlo la mayor parte del tiempo. Me culpaba de su muerte, de su sufrimiento vida y de haber conducido a Lestat hacia ella. También era culpable que ambos se odiasen.

Ella era especial. David decía que podía lograr todo lo que se propusiese. Acepté entonces que se reuniera conmigo y estableciéramos una relación de amistad. Aunque admito que la conocía. La vi en un callejón una vez. Me recordó a un gato. Era salvaje, con unos hermosos ojos verdes y una piel tostada como el caramelo. Jamás vi una mujer más hermosa que esa pequeña diosa vudú. Habían sido varias las veces que nos habíamos tropezado, pues Nueva Orleans no es tan grande como se cree. El mundo es un pequeño pañuelo y nosotros nos vamos encontrando.

Esa bruja, esa poderosa y hermosa mujer, se llamaba Merrick Mayfair. Pude vislumbrar en ella cierta emotividad y una sensibilidad única. Me arrastró hacia sus dominios y me sedujo sin prisas, pero tatuándose en mi alma para siempre. Supe algo de su historia con mi buen amigo David y, admito que me sentí frustrado y preocupado por ella. Él no se comportó como el caballero que es y ella se convirtió en un animal herido en busca de una venganza infructuosa.

Admito que puse todas mis esperanzas en no hallar una solución tan dolorosa, una verdad tan amarga, pero era algo que no pude evitar en ningún momento. Caí derrotado. Claudia apareció, tal y como ella dijo que podría hacer, pero lo hizo para hundirme en un pozo de dolor aún más profundo. Sentí como miles de litros de brea caían sobre mi cuerpo como si fuera petróleo, cubriéndome por completo y logrando que me ahogara. Decidí entonces ofrecerle la mejor recompensa a Merrick por sus esfuerzos y fue transformarla.


Después de más de un siglo di vid a otra criatura. La primera fue Madeleine, la cual murió junto a Claudia. Merrick parecía fuerte, decidida, ansiosa de poder vivir eternamente para estar en continuo vínculo ancestral con los espíritus y consigo misma. Quizá buscaba llenar el vacío que había dejado el desamor y desencanto hacia David. Por eso, una vez convertida me inmolé frente al astro rey. Decidí que debía olvidarme de este mundo. No pensé en Lestat, ni en su amor hipnótico, tampoco en mis amigos o en todo lo vivido. Sólo quería desvincularme del dolor y la terrible angustia de saber que Claudia me odiaba y jamás me perdonaría.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt