Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 27 de noviembre de 2016

Mis inicios

Pobre Armand... sólo diré pobre Armand...

Lestat de Lioncourt 


Aún puedo sentir la nieve cayendo fuera, amontonándose sin cuidado alguno, como lo hace hoy en Nueva York. Pero aquella nieve era más pura, más fría y duraba meses. Apenas tenía una o dos prendas de abrigo, mi casa era pequeña pero acogedora y mi madre intentaba acumular suficiente leña para pasar todo el invierno. El agua se congelaba fácilmente y había que calentarla al fuego para poder trapear el suelo, lavar los pocos enseres de cocina que poseíamos y las caras de mis hermanos pequeños.

Era el mayor de los hijos de un hombre que amaba más la bebida, la caza y el bosque que a su familia. Mi madre era dura, trabajaba ocasionalmente el campo y lavaba las prendas de algunas familias con mejor posición económica. Por mi parte, desde niño, pintaba retablos para los monjes e iglesias cercanas. Mi destino era ser parte de la orden religiosa que mi padre había elegido para mí. Me esperaba una vida de ayuno, silencio y soledad en una celda donde debía aspirar a que Dios me bendijera de alguna forma. Pero toco cambió. Aquellos que han leído mis memorias saben que cambió por un rapto un día de ofrendas.

Durante meses fui torturado, vejado y llevado de un puerto a otro en un navío. Me intentaron vender en muchas ocasiones, sobre todo a hombres deseosos de palpar una piel joven. Aún no había cumplido los dieciséis y era el platillo favorito de los viejos hombres de negocio. Aquellos que cruzaban los océanos para buscar nuevas tierras, ambicionando negocios novedosos y haciendo pactos con el diablo mismo si era necesario.

Fue tal el dolor y la miseria que olvidé quién era, pero no el aceptar que me doblegaran. Estuvo a punto de ser castrado y también golpeado hasta la muerte. Quizá mi belleza, la cual me hace parecer un querubín, evitó que me mutilaran. No lo sé. Únicamente recuerdo llegar a la vieja Constantinopla y empezar a servir en un burdel. Allí Marius me salvó la vida.

En aquel vampiro todos veían un mecenas importante, alguien con autoridad y fortuna, pero yo veía a Dios. Creí que era el Mesías que mil veces había pintado en mis obras. Rubio, de ojos azules, piel tersa y lozana, ropas rojizas y manos suaves tan frías como bondadosas. Me abrazó y sentí que quizá mi vida terminaba en ese momento. Creí que la muerte estaba cerca y por eso Jesús mismo había venido a calmar mi atormentada alma, y prepararla así para la ascensión.


Iluso. Iluso de mí. Maldito iluso. Creí llegar al cielo, pero sólo fue una ilusión. Aún así daría cualquier cosa por volver a aquella bañera donde él me introdujo, sentir la esponja sobre mi pecho desnudo y sus labios besando con amor mis mejillas. Ofrecería mi eternidad y todo lo que sé por esos escasos minutos donde me sentí adorado, amado y consolado. La paz de aquella bañera, de esas aguas perfumadas, no volvería jamás. Por eso a veces lloro cuando veo la nieve caer, pues me recuerdan al sufrimiento que viví, al tormento que soporté, sólo para alcanzar esos segundos de gloria.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt