Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 3 de enero de 2017

La muerte de un ángel

La muerte siempre se lleva parte de nosotros, de los que nos quedamos aquí, pero deja un poco de aquellos que se marchan.

Lestat de Lioncourt 


Él estaba muerto. El hombre que intentó salvar a mi madre y a la familia múltiples veces, como si fuese un ángel de la guarda, yacía en una fría camilla metálica listo para hacerle una autopsia innecesaria. Todos habían visto como el conductor de un coche, a toda velocidad, había arremetido contra él en un paso peatonal y después, como si de una novela negra se tratase, echó hacia atrás el vehículo y lo remató estando en el suelo. El conductor fue detenido a las escasas horas y aclaró que fue contratado para tal fin: matar a Aaron.

Mis hijos habían muerto. Él resultó ser un auténtico monstruo buscando la absolución. Un ser que jamás fue amado y que vivió una vida llena de tormentos, la cual se prolongó en el tiempo gracias a una antepasada común. Calculé bien los datos, aunque no tenía pruebas fehacientes, y supuse que la familia de su padre también lo fue de Deborah. Ambos teníamos el mismo árbol genealógico. Fue escalofriante. Sobre todo saber que había estado aguardándome y haciendo todo lo posible porque yo naciese. Incluso mató al padre de Michael, mi suegro, cuando él sólo era un adolescente. Un crimen horrible. Ella fue asesinada por mis propias manos. Era un ángel, pero me asustó. Me salvó la vida, pero yo no podía soportar la sola idea de su genética. Una hija fruto del incesto, la desesperación y el horror. No podía soportarlo.

Michael estuvo a punto de morir. Su corazón había fallado y casi se ahoga. No estaba allí para tomar su mano ni para soportar la tristeza de sus ojos. Había estado atada, aislada y amordazada día y noche. Pocas eran las veces que estaba libre de ataduras, pero me encontraba tan débil que no podía hacer nada más que comer la escasa comida que mi propio hijo, mi verdugo, me traía.

Había quedado sumida en la locura, en miles de pensamientos que iban y venían, pero me despertó esa muerte. Una muerte que no fue anunciada, sino que pude sentir con cada fibra de mi cuerpo. Vi a Aaron cruzar el jardín, contemplar con tristeza la casa como si estuviese viendo aún a mi madre sentada en el porche, sacudió la cabeza y desapareció. Su espíritu vino una vez más a este lugar maldito para despedirse. No hizo falta que nadie me intentase hablar. De inmediato me incorporé y recobré el sentido. Como si hubiese estado dormida desperté para dar una noticia tan terrible.


Creí que nunca iba a vivir algo tan doloroso. Supongo que la figura de Aaron, en cierto modo, se convirtió en la de un padre para mí. Por eso, cuando tuve frente a mí al culpable de su asesinato, no impedí su muerte. Disfruté viendo como moría a manos de otro monstruo, pero este demasiado bondadoso para un mundo tan despreciable. Jamás pagaré a Ashlar todo lo que hizo por mí, ni siquiera cuidando a la escasa descendencia que ha sobrevivido. Nunca.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt