Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 20 de julio de 2017

Hermandad

Arjun y Flavius haciendo amistad en plena guerra... 

Lestat de Lioncourt 

—Oí de tu en muchas ocasiones—dijo iniciando de forma improvisada una conversación.

Jamás había pensado que nos encontráramos. Supe que Pandora lo abandonó, pero poco más. De hecho, fue inesperado volver a verla porque creí que no nos cruzaríamos de nuevo en este mundo tan convulso. Siempre la mantuve en mis pensamientos como a una diosa hecha mujer. La pasión de sus ojos, la belleza de su voz, la elegancia de su risa y sobre todo la verdad de sus palabras. Me sentía aturdido y acongojado. Sabía que pertenecía a esta mujer, la cual me dio libertad dentro de la esclavitud, y que amé como a una hermana. Si bien, no había imaginado el conversar con otra de sus creaciones ni reflejarme en sus ojos.

Arjun parecía un hombre sensato a pesar de tener un aire de soñador innegable. Sabía que era un príncipe por sus maneras. Se sentó a mi lado pidiendo permiso con un ademán muy cortés y sonrió maravillado observándome. Estuvo a punto de decir algo, pero guardó respetuoso silencio ante mis lágrimas. Finalmente me ofreció un pañuelo para que me las enjugara e intentó una charla que esperaba que fuese fructífera.

—Yo leí sobre ti, pero no comprendí jamás porqué ella te temía.

—No era a mí, sino a mis sentimientos—confirmó alguna de mis sospechas, aunque había demasiadas. Podía haber sido por cualquier motivo.

—Ojalá nos hubiéramos conocido en un mejor momento.

—No hay mejor momento. Este es el mejor de todos. Ahora tenemos que unirnos y ser fuertes—dijo estirando sus manos para estrechar las mías, las cuales sostenían el pañuelo húmedo con el cual sequé mis lágrimas.

—¿Puedo llamarte hermano?—pregunté con timidez.

—Lo somos. Tenemos la misma sangre. Todos aquí somos hermanos.

Hablaba pausadamente con una sonrisa en su rostro lampiño. Era de aspecto joven, esbelto, largos cabellos negros y una tez todavía ligeramente dorada. Veía en él al hombre honesto y amable que creía que debía ser. Pandora no cometía errores. Ella sabía tomar buenas decisiones. Podía ser temperamental, pero jamás se comportaba como una estúpida.


Al final de esa conversación, la cual duró algunas horas, acabamos abrazados. Necesitaba su amistad, su compañía y sobre todo la bondad que hallaba en cada una de sus acciones. Él requería a alguien que le escuchase y también conocer a otros más allá de los relatos de nuestra creadora.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt