Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 2 de agosto de 2017

Motivos

Mil veces me he preguntado los intrincados motivos por los cuales requiero tenerlo a mi lado. He meditado profundamente durante más de diez años de soledad negligente. Él entretanto se hallaba en Nueva York absorbiendo conocimiento, vivencias y asumiendo sus nuevos poderes. Siempre pensé que me odiaba por haberlo hecho menos humano aún de lo que ya era. Supuse que me atacaría en cualquier momento con sus reproches como castigo, pues él es buen conocedor de cuanto me duele discutir y encajar las letales sentencias de sus ojos verdes. Asumo mis culpas, mis pecados, mis desavenencias con sus pensamientos y también mi irrespetuosa forma de ser. Del mismo modo que asumí que gran parte de la culpa de la muerte de Claudia fue mía, pues no supe educarla y cargué sobre sus hombros un peso demasiado grande. Temía tanto que le pasase algo a él también, que me odiase de una forma terrible y que no fuese capaz de asumir todo eso que me marché. Huí. Me esfumé como quien dice porque no comprendía la mezcolanza de sentimientos que oprimía mi pecho.

Nunca lo he odiado o despreciado. Siempre he esperado que viniese a mí, pues del mismo modo aguardaba a que se fuera. Sé que hay miedo en su corazón con respecto a todo lo que vivimos y no vivimos, con lo que vimos y no vimos, y también con este nuevo presente que se abre lleno de posibilidades. Soy un ser nuevo, él también lo es. El mundo está cambiando y nosotros cambiamos con el mundo continuamente, pero a la vez seguimos siendo los mismos. Yo soy el cabrón, el canalla, el imbécil, el obstinado, aquel que nunca sigue las reglas y se apasiona por todo. Él es el sensato, el juez, el que intenta ser ecuánime pero termina dejándose llevar por las necesidades más humanas y el mayor castigo para mi alma, así como el único bálsamo para mis heridas.

Comprender a Louis no es fácil desde fuera, pero yo he podido verlo desde dentro. Tantos años a su lado, así como lo añoré tantos años, me han hecho que lo comprenda poco a poco desvelando cada misterio; y aún así otros nuevos surgen como surge la semilla tras ser cuidada por el granjero.

Se podría decir que quiero estar a su lado cuando llegue el amanecer, aferrado a su cuerpo casi inmóvil, y despertar por las noches arrullado por el latido de su corazón. Ansío volver a compartir lecho bajo mi hermoso ataúd, en mi refugio en mi viejo castigo reconstruido piedra a piedra, porque no puedo imaginarme la vida sin él. Jamás lo he podido hacer y tampoco quiero o me lo permito. El sentimiento de dolor es tan agudo que mi corazón se detiene, mis pulmones dejan de funcionar y entro en pánico.

Durante estos años he tenido que escuchar más de una vez los vanos intentos de Memnoch de atraerme, de sugestionarme, de influirme y por supuesto de hundirme en su reino perverso, falso, doloroso y cruel. También tengo que soportar las conversaciones de Amel y sus visiones, pero a él lo amo aunque temo que tenga celos de Louis. Sin embargo, siento que él ama a Louis de algún modo. Yo creo que nos ama a todos y nos detesta a la vez.

En estos momentos lo tengo a mi lado, recostado sobre mis piernas mientras escribo estas anotaciones, leyendo un libro de Dickens y sonriendo como un niño mientras recuerda cada párrafo mil veces leído. Él nunca ha leído mis pensamientos acumulados en cada uno de mis diarios, del mismo modo que yo no lo hago con el suyo; pero asumo que ha leído todas mis aventuras aunque ha sido partícipe de la gran mayoría. Sé que él sabe que lo amo, que lo adoro, que está por encima de todos e incluso siento que a veces su seguridad está por encima de la mía.

Amo como huele, pues esa fragancia se la he regalado yo. Adoro como está vestido ya que él sabe que la ropa más clásica es la que mejor le sienta, además ha elegido un traje que yo mismo le he comprado. Pero tiene los pies desnudos y puedo observar como mueve sus dedos mientras lee debido al entusiasmo, al nerviosismo, al deseo y a mil motivos más. Es un hombre de agallas porque me soporta, porque me ama y porque ha aprendido a pervivir en un mundo que ya no es el nuestro sino el de todos.


En definitiva, ya sé porqué lo necesito. Lo necesito porque lo amo y porque él siempre está ahí, sea físicamente o no. Él inunda mis sentimientos y mis sentidos, así como mis emociones y mis recuerdos.  

Lestat de Lioncourt 

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt