Supongo que Daniel tiene razón, ¿no?
Lestat de Lioncourt
No hay días perfectos, supongo.
Tampoco puede existir entonces una vida hecha a medida. Siempre
tomamos alguna decisión con respecto a lo que haga alguien amado,
respetado u odiado. Incluso hacemos elecciones influidos por personas
que desconocemos. Vivimos en un mundo donde todos estamos conectados.
Por eso, cuando el cuerpo de Lestat fue usurpados muchos tomaron
decisiones erróneas, imperfectas o poco estudiadas. La mayoría se
negó a dar un paso hacia el frente para ayudar, pues tenían miedo.
Ese miedo era una respuesta lógica, aunque desmedida tal vez, porque
Raglan sólo quería la eternidad y la fortuna que Lestat poseía. No
quería destruir a los vampiros.
Con el paso de los días todo fue
cobrando forma. Raglan pertenecía a un grupo de sabios y ocultistas,
o al menos perteneció en su día hasta que fue expulsado. En la
Orden de la Talamasca se suele pagar cara la alta traición, pero
tomaron la decisión de sólo expulsarlo. No lo condenaron como se
merecía, quizá porque su delito no era demasiado gravoso. Aún así,
perdieron un tiempo precioso.
Por mi parte, yo estaba aún perdido en
un paraíso extraño entre mi sueño cumplido, de ser eterno, y el
miedo atroz que sentía hacia el exterior. Temía que un día
cualquiera otro monstruo como Akasha apareciese. No podía dormir de
día y de noche tan sólo decoraba pequeñas maquetas, o las
ensamblaba, intentando despejar mi mente para poder descansar al
menos unas horas. La paciencia de Armand se había desgastado y
Marius tomó con entereza una decisión, la cual aún hoy afecta a mi
vida.
Admito que no supe de todo lo ocurrido
hasta hace unos años, quizá tres a lo sumo, cuando me comentaron la
peripecia que había logrado Lestat. Leí los libros que no conocía,
me empapé de toda la historia narrada por distintos vampiros, y
ahora me encuentro sentado en un diván intentando averiguar cuáles
son mis sentimientos sobre todo esto. En unos días se publicará el
nuevo libro de Lestat y todos sabrán cómo es su amada Atlántida.
No sé qué pensar o sentir. Tal vez debería tener miedo, pero sigo
vivo. ¿Por qué debería?
Sólo sé que las consecuencias de
Raglan James siguen presentes con la figura de David Talbot. En estos
momentos es un hombre de apariencia joven, pero de alma vieja. Es
intrépido, aunque sabe dónde pisar. No es atolondrado como Lestat.
Es otra clase de vampiro. Hace unos años conversé durante largas
horas con él y me quedó claro que nunca se ha convertido a un
vampiro como él, que es absolutamente brillante e intuitivo. Además,
puede seguir hablando con los espíritus. Tiene los poderes de un
“brujo” y de un inmortal. Creo que la consecuencia de esta
aventura fue, sin lugar a dudas, positiva.
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