Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 16 de diciembre de 2013

Aquellos besos

Recuerdo cuando besé tu rostro por primera vez después de aquel escalofrío al contemplarte. Eras una de esas bellezas extrañas que ni siquiera necesitaban maquillaje para dar profundidad y belleza a tus ojos, marcar tus pómulos o realzar tus labios. Tenías el cabello corto, ondulado perfectamente como si tuvieses una estrategia sobre ello, y era dorado. Te veías hermosa con aquella ropa seria, simple y oscura a pesar que deseaba contemplar tu cuerpo sin atadura alguna.

Supongo que era el poder de una bruja lo que tanto pánico y alerta me provocaba, sin embargo me enamoré profundamente y sentí que era la primera vez que me quedaba atónito, hechizado, preocupado y desesperado ante un ser humano. Sin embargo, tú no naciste humana y la doble hélice dormida en tus genes lo demostraban. Habías parido dos de esos monstruosos niños que caminan.

No era la primera vez en la cual nos teníamos cerca, pero sí era la primera vez en la cual nos presentábamos como dos seres arrebatadoramente hermosos como si fuéramos ángeles. Los mismos ángeles que caían en los infiernos más apetecibles. Nos contemplábamos como si fuéramos de escarcha y tuviésemos miedo de caer derretidos por el calor que sentíamos.


Te besé. Cubrí tu rostro de besos. Incluso quería besar tus orejas. Besé cada trozo de tu rostro y tus manos. ¡Ah! ¡Besé todo lo que pude a la mujer más increíble que jamás había conocido! Caí postrado ante ti y me pregunté que era eso que sentía. Por primera vez habían dejado mudo y atónito al vampiro que yo era. ¡Y qué vampiro era y sigo siendo! Comprendí quizás entonces, aunque algo tarde y tras siglos, que era el amor más puro que jamás podría sentir. 

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt