Cariño necesitamos bailar. Tú y yo en
esta profunda oscuridad. Desnudemos nuestros cuerpos y almas para
caminar por el valle de la locura. La lluvia nos bañará con sus
caricias y el viento revolverá los hilos de oro que es nuestro pelo.
Podemos hacerlo. Saltar en los charcos como si fuéramos dos niños y
ser Adán y Eva en el paraíso.
No es impúdico el amor como tampoco un
hermoso desnudo. Nos concibieron sin ropa. El pudor fue inventado por
Dios en un día de invierno. Ahora, por favor, mi amor escucha mi
canción. Sé que vas a reír con mi poderosa estupidez y mis
alocados movimientos de joven eterno. Sabes que soy un inconsciente
que se arrodilla frente a ti para besar la punta de tus dedos,
llevarlos su rostro y decir que serás mi única religión.
El amor también se vive y palpa en el
arte. Yo quiero que seas mi única musa con la fuerza y la belleza
concentrada de las nueve que poseía Apolo. Tú eres la única mujer
que me ha hecho rendirme ante ti con los ojos cerrados y el corazón
abierto.
Querría gritarte cuanto te deseo y te
amo. Necesito que me veas a los ojos para que reconozcas el brillo de
la necesidad. Quiero hundirme en tu cuello para oler tu perfume del
mismo modo que necesito recorrer tu figura. Mis manos bajarían desde
tus pómulos hasta tu mentón y desde allí se las arreglaría para
abrir la cremallera de tu vestido.
Te quiero desnuda como el nacimiento de
Venus. Es preciso que pueda ver tu desnudez como si fuera una pintura
perfecta y derretirme por tus caricias. Tus ojos que parecen fríos
para muchos son aguas turbulentas para mí. La pasión de una
tormenta y la furia de un tornado son tus pupilas que me hunden en la
necesidad.
Lestat de Lioncourt
No hay comentarios:
Publicar un comentario