Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 30 de marzo de 2014

Notas de amor

Bonjour

Armand me ha pedido que suba esta conversación con Sybelle. Esperamos que la disfruten.

Lestat de Lioncourt


—No recuerdo el momento en el cual dejé que mi alma se desprendiera. Mi cuerpo ha quedado sumergido en un lugar donde no tengo acceso y mi espíritu es torturado por la demencia de un amor que no existe. Me evaporo sin dejar huella en aquellos que he amado con todo mi corazón, pues éste ya sólo son cenizas acumuladas en el asfalto. He amado, pero no me han amado lo suficiente. No comprendo como llegué a esta situación, pero ni el sol es tan doloroso cuando toma contacto con mi piel. Así me siento—dije sentado en la oscuridad mientras escuchaba sus dedos deslizarse por las teclas del piano.

Ella lucía un elegante y vaporoso vestido blanco. Sus ojos eran diamantes en la penumbra, sus labios gruesos arquearon una sonrisa aunque creo que quería llorar, sus hombros redondos y perfectos se encogían y relajaban al ritmo de la música y su cuello se alzaba mostrando cierta seducción. Tenía unos pechos pequeños y redondos que se elevaban en un busto exquisito con aquel escote. Sybelle estaba arrebatadora aquella noche.

—Yo te amo—respondió dejando de tocar para colocar sus manos sobre la falda de su vestido—. Benji te ama.

—Es lo único que me retiene—repuse—. Lo único.

—¿Tanto te duele que él no te ame?—preguntó frunciendo el ceño—. ¿Vives por su amor?

—Muero por su amor—murmuré.

—¿Se lo has dicho?—se levantó del piano y caminó hacia mí para tomarme del rostro—. Tú que eres como un ángel para Benji y para mí, pero como un pequeño diablillo para el resto. El mismo hombre que camina por las noches y se oculta de día, pero que lo hace a sabiendas que el sol puede matarlo y no porque otros se lo han dicho. Tú quien lleva quinientos años viendo el mundo. Eres fuerte, eres inteligente y a la vez eres como un niño. ¿Quién no podría amarte?—era el discurso más largo que Sybelle había hecho en muchos años. Ella era de frases cortas y de guardar silencio.

—Él—balbuceé llorando antes de abrazarla—. Marius.


Noté su preocupación, pero también sus manos despojándome de mi camisa y palpando mi torso. Ella buscaba que olvidara el dolor y me entregara a la seda de sus dedos. Mis ojos se cerraron y permití que sus labios besaran mi rostro, recorrieran mi cuello y dejaran un último beso en el lugar donde se hallaba mi corazón. Después nos sentamos ambos en el sofá más grande del salón, uno tapizado en cuero, y nos recostamos mientras murmurábamos la Appassionata observando a lo lejos el piano.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt