Ah, Michael. Él quiere proteger a nuestra bruja. Rowan es nuestro gran amor, nuestra pasión, nuestra mujer... la mujer que amamos. Yo le apoyo. Si hay que cuidarla ahí estaremos luchando.
Lestat de Lioncourt
El amor no se busca, él te encuentra.
He aprendido la lección en cada ocasión en la cual he apostado
demasiado. Mi corazón se fue debilitando, convirtiéndose en un mero
instrumento de latidos. La vida era amarga y con irrelevantes
acontecimientos. Conocía la esclavitud diaria de mis obligaciones
eran eslabones nuevos para que los arrastraras. Y en un abrir y
cerrar de ojos, como si fuera un simple pestañeo, me encontré a su
lado rumbo al altar.
Los días han volado en el calendario,
la felicidad no se ha consumado y la tranquilidad parece que jamás
llegará. Aún así, cuando la contemplo, conozco el amor. He llegado
a comprender lo importante que es el amor, su fuerza y coraje,
rugiendo desde las entrañas de mi alma. Aprendí a amar a su lado.
Un amor sin límites llenos de comprensión y dedicación, cargado de
silencios y miradas.
El amor es parte de la vida. Está en
nosotros. Aprendemos a amar desde la cuna, pero lo olvidamos. Nos
llenamos de odio, pesares, pesadillas y desmotivaciones. Nos alejamos
de los sueños, la fantasía y el amor. He visto tantas cosas que no
deberían ser posibles, así como escuchado las voces de los muertos.
Vivía como si fuera un muñeco de vudú tirado en el suelo, sin
vida, esperando que alguien activara mi poder. Estaba atrapado como
Alicia en el espejo, esperando que alguien me ayudara en mi travesía
buscando el mundo en el cual debía estar. Nací pobre, crecí como
un muchacho con talento pero sin mucho futuro, me labré con mis
manos uno y terminé siendo recompensado. Pero las riquezas no
alimentan el alma, sus besos sí. Los besos de la mujer que amo.
Una casa, miles de pecados, siete
demonios sentados alrededor de una mesa y una puerta que se abre. El
jardín de las maravillas se convirtió en un edén salvaje, lleno de
sangre y esqueletos danzantes, que aún silbaban cánticos alabando
la vida. Aquí, donde todo es posible, encuentras las verjas torcidas
cargadas de dondiegos y jazmines, rodeando los altos y blancos muros
de la mansión, recordándote que es el palacio perfecto para los
espectros que quieren seguir viviendo.
Cada noche suena el victrola. Siempre
empieza con la misma fatídica melodía. Los cuadros parecen
atravesar tu alma, te seducen con sus sonrisas y te recuerdan el
pasado familiar. El sonido de las botas contra el suelo, las paredes
vibrando por la música, el chapoteo de la piscina y ella en silencio
con los ojos más tristes que jamás haya podido ver. Firme,
resuelta, y con una capacidad indómita para luchar. Desde que la
conozco todo ha girado entorno a cientos de misterios, los cuales aún
surgen de la tierra intentando alcanzarnos. El amor lo puede todo.
Por eso creo en el amor. Por amor he matado con mis manos, esperado
lo imposible y sufrido lo indecible. Ella es mi amor.
Se encuentra descansando en mis brazos,
como cada noche, recostada sobre mi amplio pecho mientras la rodeo
con ternura. He apartado algunos mechones de su cabello dorado,
besado sus mejillas sonrosadas y acariciado ligeramente sus labios
con la punta de los dedos. Tan hermosa y tan cansada. Una mujer que
lleva una doble vida. Por un lado sus poderes como bruja y por otros
sus talentos como neurocirujana. Yo sólo soy su guardián, con un
martillo y un revolver, que reconstruye trozos de historia que puede
ver imponiendo sus manos.
Ojalá el mundo jamás acabe, pues será
entonces cuando acabe nuestro amor. Si ésta casa se derrumba nos
derrumbaremos los dos. El uno con el otro, siempre. Ella me ama, y me
necesita, hoy más que nunca.
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