Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 25 de septiembre de 2014

Tus sueños

Hay amores imposibles, sueños poco prácticos y frases que nunca debieron ser dichas. El mundo entero puede comenzar a temblar y derrumbarse. La verdad puede ser un arma de doble filo. Hay que tener cuidado con lo que se desea, igual que con aquello que creemos necesitar. Aprendí tarde estas lecciones, pero aún creo recordar su voz taladrando mi alma y arrojando demonios al fuego. Tanta belleza y poder desaprovechado debido a una cólera mortal llena de estigmas. La diosa cayó de su pedestal, rompiéndose en mil pedazos, y el culto a la sangre se desbordó del mismo modo que el río Nilo.

En mi memoria están sus ojos vacíos y su boca abierta, pero también la firmeza de sus brazos al rodearme. Es como si pudiese verla aún. Cierro los ojos y escucho el estruendo del público, los cánticos alzándose, mi bota golpeando las tablas del escenario, la canción surgiendo como una plegaria y ella llegando como la diosa que era. Todos quedaron atónitos, comenzaron a correr, pero muchos acabaron muertos o heridos. Entre el público había caras nuevas y miles de desconocidas. El mundo parecía tronar en un alarido terrible. El fuego alcanzaba a todos. Louis temblaba entre bambalinas y por primera vez temí por él, por mi madre, por aquellos que amaba y por mí. Temí por todos. Aquello era una trampa. Pereceríamos por mi inconsciencia. El mundo sabría que Lestat existía, pero también que fue el causante de un exterminio.

Aquello fue terrible. Pero aún peor fue conocer su verdad.

Siempre imaginé que ella me hablaría. Deseaba conocer sus secretos. La verdad que ella había atesorado en su corazón no era tan pura, ni luminosa y tampoco esclarecía nada. Creía que el dolor de éste mundo debía ser erradicado con castigos terribles. Hablaba de faltas religiones, guerras hechas por petróleo, niños muriendo de hambre y enfermedades terribles. Me contó su idea. Quería que todos le rindieran culto y se convirtiera así en la imagen visible de una diosa. Un culto ya perdido, con motivos válidos, que no tenía lugar en el mundo. La violencia no ofrece la paz. Ella misma lo sabía, pero no quiso aceptar su error. Nunca deseó aceptar que estaba confundida. Tantos milenios en silencio, ocupando un trono, la habían hecho de piedra aunque guardaba sentimientos. Sé que lo hacía porque ella deseaba alcanzar sus sueños, sin embargo los sueños que implican a otros, a los cuales les privarás de soñar, no son admisibles.


¿Y el amor? La amé. La amé tanto como la temí. Temía su ira, su odio irracional, sus deseos de venganza hacia un mundo que desconocía y su irresponsable deseo de dominar a todos. Sin embargo, amaba su dolor, la verdad de otros tiempos y sus fríos besos cargados de amor. Ella me amó. Sé que no sólo fui un juguete con el cual terminó cansándose de jugar. Me convertí en la imagen de un ángel, un seductor ángel, que la cautivó. Yo fui quien la despertó. Fue mi voz la que hizo que ella se alzara. Me estuvo esperando. Sin embargo, su ira mató todo. Ella murió porque no quiso escucharme, o tal vez, porque no supe pronunciar las palabras correctas. Sobre mi conciencia cae como una losa sus últimos momentos... Pobre Akasha, pobre reina... 


Lestat de Lioncourt   

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt