Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 9 de enero de 2015

El corazón de Kemet

Siempre me ha maravillado Khayman, lo reconozco. Un hombre sabio, atento y bueno. Extrañaremos todos sus palabras y su bondad. 

Lestat de Lioncourt 


¿Puede un guerrero llorar amargamente en soledad recordando un terrible amor? Durante siglos sollocé su pérdida. Muchos pensarían que tenía todo al poder abarcar riquezas, sabiduría y tiempo. Deambulaba por las calles de cientos de lugares. Cada edificio era especial, espectacular aunque fuese sencillo, y poco a poco las noches se convirtieron en fechas diversas en el calendario. Sin embargo, en mi pecho había un hueco destinado a una mujer.

Recordaba mis días placenteros en palacio. Podía aún palpar bajo mis dedos los grabados que decoraban las salas más importantes. Mi padre solía decir que un hombre recuerda todo lo que ha amado a lo largo de su vida, incluso cuando ha sufrido mil escarnios, porque ese amor es sin duda alguna fuente de su fortaleza. Mi fortaleza era ese lugar. Mi corazón estaba allí. Pero pronto aparecería un motivo digno para imponerme ante la mujer que más amaba, pese a sus leyes injustas y el dolor que marcaba a fuego en mi alma.

Akasha ordenó que presentáramos a las brujas pelirrojas. Eran mujeres desaliñadas, con los ojos muy vivos, el rostro hermoso similar a una máscara perfecta, sus ropas eran simples y sus pies estaban descalzos. Parecían libres y eran libres cuando hablaban. Amor. Sentí verdadero amor y respeto por ambas. Sin embargo, mis ojos se posaron en una de ella y siempre supe distinguirla de su hermana.

Maharet y Mekare, ambas frente al trono, eran brujas muy poderosas que manejaban a los espíritus para saber el pasado, presente y un posible futuro. No eran capaces de afirmar nada con vehemencia, pero alegaban que era lo que los espíritus decían. Ellas lo creían. No cuestionaban las palabras de los seres invisibles que las rodeaban.

Mi reina, la mujer que ostentaba el mayor poder, no era sólo una consorte. Ella exigió a su esposo que las dañaran. Y yo fui el verdugo. Acaté las órdenes temiendo por mi vida, mi corazón y la nobleza de mi alma. Me doblegué. Pero, aunque me he arrepentido toda la vida, conseguí algo puro. De esa unión salvaje, de una violación terrible, nació Miriam.

No supe de la existencia de mi hija hasta que volví a buscarlas. Cuando Akasha quiso destruirlas por completo, siendo ya un ser de otro mundo, yo decidí salvarlas. Nunca volveríamos a ver a nuestra hija. Jamás podríamos disfrutar de su infancia.


Maharet se convirtió en ese hueco en mi corazón. Un hueco que llené el día que me permitió ser su guardián. Un hombre doblegado a su felicidad y sus palabras sabias, dedicadas y calmadas. Un amor que floreció y fue rescatado de las arenas de Kemet.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt