Otro texto más de Memnoch... sí. Como dijimos en Semana Santa él hará su estación de penitencia, por así decirlo.
Lestat de Lioncourt
El bien más preciado, la creación más
perfecta, es sin duda el ser humano. Él es el epicentro, el culmen,
la cima más alta y el pico más escabroso de una pirámide donde
cada ladrillo encaja y es una escalera necesaria. Sin embargo, tiene
defectos y éstos son más pesados que sus virtudes. Han logrado
vender sus almas a objetos inútiles que creen que van a satisfacer
sus necesidades, olvidado por completo el contacto con otros y lo
preciado que es respirar en un entorno saludable. Han perdido el
rumbo de la vida, y por lo tanto de la historia. Caminan sin saber
cuál será su siguiente paso, y eso es terrible.
Cuando conocí al hombre pensé que
Dios se había equivocado. Creí que era un error darles un rostro
tan similar a nosotros. Sentí que era una burla trágica a todos los
que amábamos y adorábamos su perfección. Pero él no se
equivocaba. Había creado un ser cuyos sentimientos podían ser tan
complicados como los suyos. Creó una madeja de lana, un ovillo
perfecto, que se enrollaba en sí mismo creando una cadena de
acontecimientos única. Se desarrollaron con numerosas virtudes y
múltiples defectos.
Terminé amándolos. Comprendí lo
difícil que fue para Dios crear seres tan extraordinarios, pero a la
vez frágiles. Su existencia es un suspiro, aunque no sus almas y la
impronta que dejan en el mundo. Creen que no pueden cambiar nada,
pero poseen una fuerza similar a la de Dios mismo. Simplemente el
mundo tecnológico los engulló y ahora yacen en la pasividad más
absoluta. Son supuestamente felices con electrodomésticos que
piensan y recuerdan por ellos, cosas baratas que terminarán en un
basurero y serán reemplazadas por otras mejores. Ellos se están
convirtiendo también en seres de usar y tirar, admiten que los
poderosos los usen y cambien de lugar por otro modelo mejor, los
trabajos se llenan de despojos fuera de las oficinas y de hombres que
lo dieron todo por una empresa, pero hoy en día mendigan. Ese es el
futuro que les espera. Un futuro donde el aire está cada vez más
contaminado, no hay reservas para todos y el hombre, en sí, es una
materia prima barata.
Nacen todos los días millones de seres
como ellos, pero también mueren otros que quizás sólo vivieron
unos años. Las décadas son rápidas. No logro alcanzar a comprender
cómo el tiempo puede ir tan rápido para mí. Es como estar montado
en una noria que gira muy rápido, pues puedo ver el mundo a mi
alrededor pero cambia de forma extraordinaria. Parece que fue ayer
mismo cuando se mataban unos a otros por el derecho de las tierras de
su señor, cosa que ahora hacen por los litros de petróleos de los
distintos países en el nombre de la libertad y de un patriotismo
barato.
Es el hombre el peor animal que existe
en la tierra, pero el único que puede hacer algo para cambiar el
futuro. El hombre es por quien me arrancaron las alas, me
convirtieron en uno de ellos y disfruté el amor como lo más cercano
al placer divino. El hombre es el que ha inventado un laberinto de
mentiras, engaños, trampas inútiles y sonrisas falsas para acabar
con el hombre. El hombre es quien ensucia su alma, perjudica su
camino y ofende a Dios al odiarse así mismo. Es el hombre quien no
está contento con lo que posee, cuando lo posee todo. Aún no se han
percatado que los animales son parte de ellos, que deben cuidarlos y
respetarlos pese a ser inferiores porque no poseen tantas virtudes,
pero sí mayor humanidad que ellos. Han perdido lo básico buscando
lo excepcional.
En los ojos de un animal puedes hallar
el amor más puro, los sentimientos más básicos, la inteligencia
más emotiva y salvaje. En los ojos de un ser humano hallarás el
caos, el dolor, las emociones más baratas y una inteligencia dañina.
Poco a poco se ha ido desvalorizando su alma y mi trabajo se hace más
pesado.
Todo sería más fácil si aprendieran
a ver lo extraordinario del mundo, a ser de nuevo como niños y
olvidar lo aprendido. El dinero no da la felicidad, tampoco lo
material. La verdadera felicidad está allí donde tengas las
verdaderas necesidades básicas cubiertas, y no esas que fomenta la
industria y que susurra en sus lujosos spots televisivos. El hombre
se está convirtiendo en un caníbal y está comiéndose las almas
ajenas... así como la suya propia...
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