Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 2 de abril de 2015

Mi propio discípulo

Sigo sin creer que todo lo que ocurrió fue cierto. He visto cosas terribles, he sentido el aliento de seres indescriptibles, y aún así no puedo estar seguro de nada. Jamás comprenderé como algunos pueden atestiguar que las sagradas escrituras, las cuales fueron redactadas hace milenios, son ciertas y ocurrieron tal y como el escritor atestigua. Para mí son un cúmulo de frases, miedos y sensaciones terroríficas que ha sentido el hombre, lo ha plasmado como buenamente ha podido y lo ha expuesto a otros igual de aterrados.

Cuando lanzas una pregunta al aire es como lanzar una bala. Nunca sabes la trayectoria que tendrás, salvo si sabes disparar. Sin embargo, antes no se tenía conocimientos sobre las armas, ni el peligro que se corría manipulándolas y utilizándolas sin prestar atención a nuestro alrededor. Una pregunta puede ser así. Lanzas ésta esperando que no ocurra nada malo, te la respondan y puedas vivir. La religión intentó descifrar cientos de preguntas, culpar a diversos dioses y mitos de su tragedia, y fue cambiando. Sin embargo, ¿cuál es la verdad pura? ¿Dónde alcanzó realmente el disparo?

Pese a todo hubo un tiempo que quise subir a los altares. Quise ser bueno. Deseaba que todos me siguieran como discípulos y aceptaran mi verdad como la única. Me cegué. Terminé convertido en lo que más odiaba. Quería imponer mis criterios, mis miedos, las preocupaciones más básicas y unas normas que ni siquiera yo comprendía. Para ser un santo tienes que ser bueno, pero por fortuna no soy capaz de abandonar mi egoísmo y todos esos absurdos planes que tanta fama me han ofrecido.

Soy malo. Soy un malvado de libro. Vivo gracias a la muerte de otros, ¿cómo voy a ser el salvador de almas? Yo las condeno al olvido. Secuestro sus vidas y acumulo sus momentos. No soy un héroe, pero me aclamáis como tal. Me habéis convertido en una figura de referencia. Soy vuestra mayor fantasía, pero también la muerte y ese miedo aún os paraliza mientras os fascino.


Dios no está en mis planes, tampoco el demonio. Yo he decidido hacer mi propio camino y no es una autopista al infierno, y por supuesto carezco de escalera al cielo. Sólo tengo mis pasos por éste mundo y las decisiones inesperadas que acabe eligiendo.

Yo soy mi propio discípulo.

Lestat de Lioncourt  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt