Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 14 de abril de 2015

Hasta la eternidad

Sus cartas de amor son testigo de lo eterno. Dan gracias a seguir unidos pese a todo. Muchas personas carecen del valor suficiente para vivir una historia así. Compadezco al que no sabe amar.

Lestat de Lioncourt


Hay sentimientos que ni el tiempo, distancia o sufrimiento es capaz de borrar. Hay miles de amantes en todo el mundo que dejan de amarse en un abrir y cerrar de ojos, son superados por las circunstancias, se ven desbordados por pequeños problemas que se convierten en altos muros y el mundo, ese que tanto aman, se convierte en cenizas. Nosotros hemos superado grandes problemas, retos inesperados, enfermedades y viajes prolongados. Hemos superado la muerte.

El “hasta que la muerte os separe” es imposible, pues la muerte nos unió. Aunque no estamos muertos. Decir que estamos muertos es hipocresía. Tenemos una nueva vida. Nuestro corazón sigue latiendo, respiramos, la piel se torna rosada con la sangre caliente de nuestras víctimas y tenemos alma. Sí, sigo creyendo que tenemos alma. Pero en definitiva, por mucho tiempo que pase, no veremos tumba alguna.

Tu cabello de fuego jamás se apagará, aunque puede que tus pecas se atenúen. Es posible que mi piel comience, con el paso de las décadas, a ser de mármol. Esos ojos tuyos verdes se ven más fieros, como los de un asesino, pero también más apasionados y cálidos cuando me contemplan. Los míos, que son azul zafiro, centellean cuando contemplan el perfil desdibujado de nuestro nicho de amor, el Santuario, donde los mosquitos zumban, las luciérnagas tienen su meritorio hogar y los caimanes despiezan los cadáveres de nuestras pobres víctimas.

Nuestro amor ha soportado una guerra entre familias, que resultó ser la misma. Hemos aceptado la distancia, para luego afrontar una enfermedad que te arrastraba. Él, el gran Lestat del que todo el mundo habla, se presentó ante mí para ayudarme y acabó ayudándote a ti. Te dio una nueva vida y a mí me alivió el dolor de verte morir, convertida por siempre en Ophelia sobre mi propia cama.

Hay quienes atestiguan que la historia más romántica es la de Romeo y Julieta, donde sólo hay muerte y destrucción en menos de una semana. Tampoco somos Calisto y Melibea. Sólo somos dos Jóvenes Ocultos, Hijos de la Sangre, que caminan por el Jardín Salvaje donde muchas flores pueden ser tóxicas y otras la cura para cualquier herida. Y tú, hermosa mía, eres la cura para cualquier herida.


Te he amado siempre. Te amaré siempre. Tú, Mona Mayfair, eres el fruto apasionado de un jardín al que puedo llamar Paraíso.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt