Pandora es una gran mujer, aunque siempre está en un segundo plano. Es formidable. Si vas y hablas con ella descubres muchas cosas... tantas que te harán dudar del mundo.
Lestat de Lioncourt
Todavía intento asimilar lo ocurrido.
Hay muchas cosas que ahora tienen sentido y encajan como pequeñas
piezas de un gigantesco rompecabezas. Estoy sentada frente a un
montón de papeles en blanco, he sacado del cajón del olvido la
pluma que me regaló David y me dispongo a escribir todo lo que
siento en unas resumidas líneas. Unas líneas tan breves como
intensas. Mi historia ya la conté. No tengo nada que aportar a ésta.
Sin embargo, hay cosas que ahora cobran un especial sentido y
confieren una forma distinta.
Hace mucho tiempo encontré a un ser
que se lamentaba y mi temperamento, como mis palabras, le ofrecieron
un deseo manifiesto de superarse. Jamás pensé que pudiese influir
de ese modo en otro ser. Si bien, él era Gremt y acabó formando la
Orden de la Talamasca que ha estado vigilando el mundo gracias a él
y sus dos compañeros. Mi historia está unida a esa orden, del mismo
modo que me siento obligad a unirla a Maharet.
Conocía a esa mujer. Una mujer
poderosa, pero con gestos amables y sencillos. Tan sólo deseaba ver
prosperar a los que había dado la vida, aunque fuese con la simiente
de su pequeña hija a la cual jamás pudo volver a tener entre sus
brazos. Maharet era admirable. Respetaba sus palabras y admiraba su
sed de conocimiento. Lamento mucho su pérdida. No pude hacer nada
para salvarla, pese a ser ella quien nos salvó de Akasha.
Hace tiempo que no poseo sueños
extraños como los que me sobrecogían cando era tan sólo una
mortal. Tampoco siento la necesidad insaciable de dar respuesta a
todo lo soñado. Pero hoy, como hace mucho tiempo, he dormido rodeada
por los fuertes brazos de Flavius mientras Arjun recitaba un viejo
poema en su idioma natal. Me siento como una niña tonta que llora
por el dolor ajeno, pero ese dolor ajeno lo siento como propio. No he
podido evitar derramar más de una lágrima por aquellos que ya no
están, ni sentirme decepcionada por mi escaso papel en ésta nueva
debacle. Sólo he podido perdonar, aceptar, sufrir y mirar con
esperanza los nuevos tiempos que caminan hacia nosotros.
Me siento afortunada de estar viva y de
conocer la verdad que aún estaba oculta. Todavía, a día de hoy, me
cuestiono tantas cosas y deseo comprender tantas otras que se me hace
impensable imaginar qué hubiese sido de mi alma al perecer a
temprana edad. Agradezco de sobremanera que Marius me diese la vida,
pero que él me la diese no significa que yo deba rendir cuentas de
mis actos. Aún así, él espera que me persone frente a él y pida
disculpas por las discusiones que hemos tenido, muchas de ellas
iniciadas por él debido a su deseo de no doblegar su hombría. Jamás
aceptaré sus preceptos, aunque conozco bien sus virtudes y talentos.
Si escribo estas líneas es porque
necesitaba contarle a alguien mis emociones. Desde que me encontré
con David, el cual para mí es un extraño y formidable
vampiro pese a su juventud, no he dejado de escribir. Ahora es algo
que necesito. Pero escribo para mí, para ordenar mis ideas y no
olvidar quien soy.
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