Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 15 de julio de 2015

Infierno en la tierra

El demonio está de regreso. No sé si correr o enfrentarme a él junto con Amel.

Lestat de Lioncourt


El asfalto ardía y una ligera pátina se veía en el horizonte. La noche aún no había caído. El sol estaba a punto de manchar el cielo de un rojizo y turbio atardecer. El púrpura daría paso a la oscuridad absoluta, sin estrellas visibles y sin necesidad de ellas. Ya habían suficientes estrellas en los disparatados logotipos y carteles de neón que daban la bienvenida a los diversos tugurios de la ciudad, así como casas de juegos y restaurantes de dudosa reputación.

El barrio parecía en calma de no ser por el sonido, no muy lejano, de las sirenas de policía. Un atraco que salió mal en una gasolinera, un muerto y varios heridos, el dinero manchado de sangre, como sus manos, y las ilusiones volando por los aires como todos los sueños que alguna vez contuvo aquel enganchado a la droga más barata y mortal. Todos estamos condenados, pero algunos se condenan solos por las tentaciones de demonios con piel de cordero.

El termómetro colocado en la marquesina de publicidad, donde se desnuda sensualmente dos amantes en un caro anuncio de perfumería barata, marcan más de cuarenta grados. Es un trozo de infierno sobre la tierra. Debería sentirme como en casa, pero la contaminación nubla mi vista y me provoca rechazo. En una librería cercana, de las pocas que existen en un lugar así, puedo ver el último libro de las Crónicas Vampíricas. Es muy elegante, muy sutil y muy estúpido.

—Los demonios existen—murmuré despejando, de varios largos mechones rubios, mi frente antes de cruzar la calzada sin mirar, como cualquier estúpido adolescente. Una vez al otro lado, frente a aquel lugar de “culto” a la ignorancia y la sabiduría, pegué mis manos al vidrio e hice arder aquel para nada barato ejemplar de bolsillo—. El demonio ha regresado, príncipe.

De inmediato la alarma contra incendios sonó y empezó a empapar los restantes ejemplares, incluyendo las santas escrituras de diversas religiones. Poseo una santa paciencia para ese estúpido, pero me estoy cansando. No soy un lechado de virtudes y él no debería tentarme demasiado.

—Ahora tienes algo preciado que perder... —dije regodeándome en el placer de conocer de primera mano la belleza de Viktor, el cual ni siquiera reparó en mí. Tan estúpido como su padre, tan heróico y hermoso—. He vuelto...


Saqué mi móvil del bolsillo y conecté con la emisora de Benjamín. Desde hacía horas emitía un programa donde se hablaba de las últimas noticias sobre Lestat y su hermosa tribu. Se deshacía en halagos hacia el su príncipe y yo deseaba retorcerle el cuello. Él era mío. Mío.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt