Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 9 de septiembre de 2015

En las sombras

Julien Mayfair... patriarca desde las sombras y fantasma que me hizo la vida imposible... ¡Aún así lo respeto y aprecio!

Lestat de Lioncourt

Aún puedo escuchar con claridad el zumbido de las moscas sobre los cadáveres que apilaba, para luego cortar sus cabezas e introducirlas en frascos de formol. Los deprendía de su escasa humanidad, arrancándoles la ropa y prácticamente la piel a tiras. Sus manos, finas y suaves, eran las de un cirujano torpe. Ella creía en una especie de alquimia o magia que la haría ser la favorita del hombre que realmente amaba.

Mi padre nunca había sido un gran amor para mi madre. Él era tan sólo un cantante de ópera apuesto, irlandés y con escasa ambición más allá de unas noches de juerga. No recuerdo mucho de él. Murió joven. Soy incapaz de recordar sus brazos alzándome, pero creo que alguna vez lo hizo. Sí recuerdo sus rasgos varoniles, algo toscos, pero elegantes. Mi madre tenía un retraso suyo en casa, el cual se perdió y no he vuelto a dar con él. Queda un daguerrotipo pequeño donde él posa sentado, apoyado en la mesa y con una sonrisa de triunfo. Creo que esta ebrio cuando aceptó que captaran su imagen con esa vieja, pero en aquella época moderna, forma de hacer fotografía.

El Impulsor, El Hombre, que la tenía presa de una febril locura era su amor. Ella deseaba por todos medios que aquel apuesto fantasma, el cual creía ella que era un demonio, cobrara vida en los pobres hijos de los esclavos que habían muerto recientemente, en cuerpos de enfermos jóvenes o de muchachos que había sacado de su tumba para hacerle un favor. Los cuerpos cobraban vida durante unos minutos, pero luego nada. Él desaparecía uno o dos días, para luego volver a danzar alrededor mía. Mi madre nunca lo supo, lo confieso, pero él me eligió a mí hacía mucho tiempo. Ella ya no era de su interés.

Ahora miro por la ventana de ésta casa, construida por el alcohólico irlandés que se casó con a la pobre idiota de mi hermana, y observo ese hermoso árbol con esas letras tatuadas, como si fueran una premonición. No soy más que un fantasma que se aferra con fuerza a éste mundo porque no existe ni cielo ni infierno, sólo la oscuridad más terrible y sofocante. Me pregunto dónde estará ese fantasma, aunque acepto que lo siento. Siento su presencia desde el mismo día que la lluvia cayó cuando murió. Una terrible tromba de agua que limpió su sangre en el camino hacia la verja.


“La llave mató al demonio mientras la puerta quedaba cerrada...”

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt