Lestat de Lioncourt
Los problemas de carácter afectan
tanto a humanos como a todo tipo de criaturas. “La Tribu” como
así fue denominada por Benjamín y que se extendió más allá de
los vampiros y humanos, añadiendo también a los espíritus y
fantasmas, nos recuerdan que cada uno es único. No existen dos seres
idénticos en su carácter, aunque hemos encontrado similitudes entre
los nuestros. Es posible encontrar características que generan una
pequeña balanza positiva o negativa. En definitiva, podemos
encontrar compatibilidades o destruirnos.
La relación de amistad más extraña
que existe en nuestra tribu proviene de los nexos, o lazos, de unión
de Marius Romanus y Mael. Ambos se conocieron cuando Marius decidió
visitar Hispania como historiador. Cierta noche, en una taberna
cualquiera, fue secuestrado tras ser drogado. Allí conoció
profundamente sólo a un celta que entraba en su celda y le hablaba
sobre su cultura, algo que Marius no deseaba conocer ni siquiera de
forma superflua pese a ser hijo de una esclava celta. El druida
intentó que comprendiera los múltiples motivos por los cuales él
estaba encerrado, necesitaba seguir vivo, tenía que escuchar sus
historias y asimilar que no volvería a ser el hombre libre que tanto
amaba ser. Después de huir en plena ceremonia de conversión ambos
creyeron que no volverían a verse, pero no fue así. Años más
tarde, ambos ya como vampiros, se encontraron y decidieron unir
fuerzas junto al Dios del Árbol que acompañaba a Mael. Fueron
tiempos difíciles de lucha contra vampiros que creían en una
religión abominable. Tras décadas compartiendo compañía Marius
abandona Constantinopla y Mael se separa también de Avicus debido a
que este ha encontrado una compañera, alguien que le fascina más
que su propia creación, y aún así Marius y Mael vuelven a
encontrarse un par de veces más.
Es una relación de supervivencia, de
mutuo conocimiento y también de cariño aunque ambos lo nieguen. Sin
embargo, el fuerte carácter de ambos impiden que sean los típicos
amigos sociables que se apoyan en todo. Difieren siempre y se llevan
la contraria como si eso fuese lo que mantuviese la chispa. Pero hay
amistades profundas que no tienen este contenido tan explosivo,
aunque uno de ellos siempre está metiéndose en problemas y el otro
ayudándole a solventarlos no sin antes comportarse como si fuese su
padre. Lestat de Lioncourt y David Talbot se conocieron tras el
concierto de Akasha, aunque el director de la Orden de la Talamasca
ya conocía bien quien era. Y es que pocos podían negar conocer al
vampiro más famoso de los últimos tiempos. Han sido varias
aventuras donde hemos visto un equipo fabuloso, pero también sus
diferencias. No obstante no es una amistad explosiva como la del
romano y el celta.
También hemos encontrado amistades
profundas entre mujeres. No podemos olvidar la fascinación, respeto
y amor que despertó Maharet en Pandora. Ella admiró su bondad, su
discreción y laborioso trabajo que hizo siguiendo a su familia desde
el primer momento. Aquello sobrecogió a la primera creación de
Marius y logró que fueran amigas. Cuando Maharet murió fue un
terrible impacto para Pandora. Aunque seamos sinceros incluso fue un
momento trágico para Gabrielle ya que también la conocía. Pocos
podían decir que no eran amigos de Maharet o no la querían. Hay
seres que tienen un don especial para llamar la atención de todos
por su amabilidad y bondad.
La amistad entre espíritus y vampiros
es un hecho igual que la amistad entre vampiros y humanos, aunque
esta última es más peligrosa y mucho más frágil. Existe dos
Talamasca. Una Talamasca es la visible, aquella que se presenta con
una elegante tarjeta y te piden que les cuestes los fenómenos que
suceden a tu alrededor. Después está la otra que está formada por
espíritus, fantasmas y vampiros que siguen informando y colaborando
con los primeros sin que estos lo sepan. Son fuertes vínculos de
respeto.
En definitiva, la amistad existe pese a
que algunos tienen un carácter casi imposible de soportar.
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