Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 16 de agosto de 2016

Querido mío

Esta carta tiene muchos años, pero Michael me la ha entregado... ¡En fin!

Lestat de Lioncourt 



Querido Michael:

Sé que me he marchado sin decir adónde iba, ¿pero importaba? Realmente creo que ya no importa nada. Ya no hay vínculo alguno hacia la familia, al menos no creo que lo haya. He vivido una vida llena de desesperación, de sueños imposibles despedazados antes siquiera de comenzar a imaginarlos y vacía de amor. Sólo tú me has intentado comprender, pero intentar no es lograrlo. La familia dicen que es lo más importante que poseemos, aunque para mí lo más importante ahora mismo es salir al mundo y conocerlo como nadie más lo ha hecho en nuestro reducido círculos de cobardes. Sí, Michael, cobardes.

Muchos en la familia han huido sin querer saber nada, o más bien sólo con algunos retazos, de la historia que Julien intentó que todos conociéramos. La mayoría, querido, sólo deseaba saber si seguirían accediendo a la ingente fortuna que él les consiguió con su duro sacrificio, uno que no se ha tenido en cuenta y que nadie, creo que ni siquiera Rowan, ha sido capaz de comprender o imaginar. Yo sí. He imaginado su dolor, la angustia que sufría cada día y lo tortuoso que era ponerse una máscara que aparentara sosiego, prosperidad e incluso felicidad. Pero él fue un desdichado. Creo que sólo fue feliz los años que pasó junto a Richard, cuando Lasher no amedrentaba con matar a su amante y con usarlo continuamente.

¿Por qué te escribo entonces? Como te he dicho has sido el único de entre los vivos, no de entre los fantasmas que rondan y rondarán por siempre esa dichosa mansión, que me ha intentado comprender. Soy difícil, puede que sea la mujer más difícil que hayas conocido. Rowan es inaccesible, pero no difícil. Yo soy salvaje como Morrigan y ella acabó muerta, ¿recuerdas? ¡Cómo no recordarlo! ¿Cierto? Ella era nuestra hija. Y sí, Michael, guardo cierto rencor hacia ti, pero sobre todo hacia tu mujer. Permitisteis que se la llevara sin dejar una dirección, dejando a su madre desvalida intentando asumir que quizá jamás volvería a ser madre y que su única hija, el único pedazo de su ser, estaba expuesto a un mundo que ambas desconocíamos. Pero con rencor y todo, con esta rabia que contengo a duras penas, te escribo.

Me he marchado sin dirección que pueda dejarte, al menos de momento, y no pienso regresar. Nueva Orleans me asfixia. Aquí sólo hay malos recuerdos. Tarquin me acompaña. Él ha decidido aceptar el reto de conocer mejor lo que somos y seremos por siempre. Jóvenes eternos, niños perdidos en un mundo demasiado desconocido, y eso me apasiona. Somos jóvenes para siempre. Podemos ser salvajes si queremos o los seres más comedidos. Quiero saborear la sangre a ritmo de los distintos corazones y confesarme ante mis propios deseos.

Pase lo que pase, Michael, espero que puedas ser feliz con una mujer que se lanza a los brazos de cualquiera. Deseo que puedas ser el hombre dulce y abnegado de siempre. No quiero saber que paseas por el jardín con la mirada perdida, vidriosa y confundida. Detestaría saber que lloras. Cuida de todo lo que amas, más allá de tu trabajo, Dickens, tus cervezas y esa desgraciada que es tu mujer. Hazlo, cariño. Busca algo que te distraiga y si tiene que ser entre los muslos de una descarada, como lo fui yo, hazlo. Nadie debería señalarte por ello, pues tu mujer es la peor arpía que ha conocido el mundo.

Siempre tuya, pero libre...
Mona


No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt