Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 19 de septiembre de 2016

Todo está claro

Pobre Goblin y pobre Quinn.

Lestat de Lioncourt 

Aún puedo escuchar las historias que contaba la Gran Ramona sobre la locura de Manfred Blackwood, el loco, cuando era tan sólo un niño. Me sentaba en sus faldas y me hacía prometer que jamás cruzaría el pantano, pues había innumerables peligros, para confirmarlo. Mi abuela, Sweetheart, me miraba con ojos amorosos mientras terminaba de hornear alguna de sus tartas de manzanas, arándanos o peras. Mi abuelo Pops estaba fuera, con la azada, haciendo su trabajo habitual para plantar los limoneros o arar los huertos, junto con los muchachos que eran descendientes de los viejos esclavos. Jasmine era también muy joven, una adolescente, y solía estar por la cocina hablando de su sueño de ir a la mejor universidad.

Todavía puedo. Es algo que no me arrancará jamás el tiempo. Mi dulce y típica vida de chico de campo, el cual era incorregible para llevar al colegio. El motivo, el único y especial motivo, que existía era que yo poseía un “amigo imaginario”. Él se parecía a mí, pero sus actos eran menos bondadosos con el resto de la familia; pues para mí los empleados de la granja eran familia.

Tenía diez años cuando correteaba por el pasto persiguiendo luciérnagas. Era una noche de verano muy tórrida. Mi madre había llegado tras meses sin dar señales de vida. Mi abuelo lloraba en su habitación y mi abuela, que siempre estaba atenta a mí, contenía sus ganas de llorar sentada en la terraza junto a mi tía Queen. Tía Queen era una mujer muy fuerte, aunque era mayor que todos en la casa, y siempre aparecía para tomarse unas merecidas vacaciones.

Ese día noté algo distinto. Ella decidió que viviría con nosotros para siempre, porque estaba cansada de viajar. Debí hacer caso a mi instinto y a todo lo que pude ver en su aura; pero yo era un niño. Goblin, como así llamaba a ese amigo imaginario, no paraba de saludarla e intentar que lo mimara igual que a mí. Ella lo ignoraba, como no. Todos lo ignoraban como si no existiese. En las primeras ocasiones se ponía a llorar, pero con el paso de los años sólo sentía rabia, ira, impotencia y dolor. Podía ver esos sentimientos reflejados en sus ojos tan similares a los míos. Él se parecía a mí en todo, salvo que yo era un niño y él un fantasma.

Años más tarde he comprendido todo lo que ocurría. Goblin era mi hermano gemelo muerto a las pocas horas de nacer. Él tomaba más fuerza con las visitas de mi madre. Todos en la casa, incluyendo a varias personas del servicio, podían verlo. El motivo era evidente. La mayoría de nosotros descendíamos de los Mayfair, una poderosa familia de brujos. Manfred Blackwood no era mi antepasado, sino su amigo de juergas llamado Julien Mayfair. Ambos hicieron un pacto para que Julien tuviese relaciones con la nuera de Manfred, pues su hijo era incapaz de mantener relaciones, y por ende descendencia. Ambos hijos eran fruto de un engaño a la pobre mujer, la cual jamás supo que no era su marido quien se disfrazaba, con máscaras y ropa estrafalaria, para la concepción. Los antiguos esclavos tuvieron vínculos con los Mayfair, pues hay una rama negra en la familia, y estos tuvieron contacto con nosotros porque Manfred los contrataba como hombres libres. Finalmente todo fue encajando. Incluso encajó el hecho de poder oler a los Taltos, unas criaturas similares físicamente a los humanos.

Siempre creí que imaginaba las miradas de tía Queen, miradas de miedo y odio, hacia Gawain, como realmente se llama mi hermano. Esas miradas que un día se convirtieron en motivo, más que suficiente, para matarla por parte de ese espíritu burlesco que, con el paso de los años, acabó siendo cruel.


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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt