Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 6 de octubre de 2016

De Atenas a la guerra

Este es el Khayman que todos recordábamos, ¿verdad?

Lestat de Lioncourt 




No recuerdo bien los motivos por los cuales Atenas se convirtió en el epicentro de mi vida. Me convertí en un insoportable urbanita que merodeaba por los locales más sofisticados, vestía a la moda y se cepillaba el cabello durante horas frente a un elegante espejo. Solía acudir a las abarrotadas cafeterías antes que el sol terminase de ocultarse, me sentaba en el exterior y leía el periódico durante al menos una hora. Después pagaba la cuenta con una generosa propina, me marchaba a mi apartamento, revisaba si había algo entretenido en la televisión y después me marchaba a conducir a toda velocidad por las autopistas cercanas. Ese era yo. Lo fui durante mucho tiempo.

Olvidé tantas cosas por el camino. Algunas muy importantes. Si bien, jamás podía dejar de sentir profundo amor y admiración por Maharet. Nos habíamos encontrado más de una vez, llegando a convivir algunos años, pero nada más. Ella era demasiado contemplativa, pero yo, por el contrario, era demasiado nervioso e impulsivo. Amaba la velocidad, la música estruendosa de los locales más llamativos y conversar con desconocidos. Me alimentaba de vez en cuando, como si fuese un ritual solemne, sólo para no olvidar qué sabor poseía la sangre y el calor que le confería a mis manos, mejillas y corazón.

Meses anteriores al revuelo del concierto de Lestat, eso era todo.

Una noche salí a caminar a pie, dejándome llevar por la bucólica sensación que algo me faltaba. Decidí que llenaría ese hueco, de recuerdos insatisfactorios u olvidados, por un poco de diversión canalla. Me propuse seducir a un joven americano de hermosos ojos verdes, piel clara y cabellos rubios alborotados. Sonreí con cierto toque coqueto y comencé a conversar con él sobre música, lugares interesantes de Atenas, grandes autores de la literatura y vampiros. El muchacho me habló de una novela de vampiros que estaba siendo toda una revelación.

Cuando me la tendió noté que estaba escrito en inglés, como era normal, y me costó algunos minutos recordar cómo demonios se leía en ese idioma. Al pasar de las páginas, al leer sobre las diferentes sectas, comprendí que era real. Esa novela no era un disparate como las demás. Mis manos temblaron, mis ojos oscuros brillaron como pequeñas canicas y se lo regresé.

Eché a correr por las calles espantado, pero a la vez con una esperanza nueva tras otra. Había jóvenes vampiros que tenían inquietudes, que deseaban dejarse ver más allá de los locales para inmortales, y sentí que era un revulsivo. Pero entonces supe que esta época de descreídos, de luchas contra fuerzas invisibles creadas para amedrentar a la población, era perfecta para ella. Había demasiada inocencia y podía revelarse como la solución al dilema. Respiré agitado, me froté el rostro y rogué un milagro. Si bien, lo único que encontré tras varios meses, que se convirtió en un estallido social en todos los sentidos, fue una canción de rock que me hizo delirar. ¡Una canción hecha para Akasha! Lestat, uno de los protagonistas de la dichosa novela que me habían prestado, era el causante de una nueva oleada de criminalidad entre los nuestros, de cierta esperanza y de una fiebre injustificada de hacerse notar ante la población humana.


Entonces la sentí. Sentí como iba despertando, activándose como una bomba de relojería, y me sentí vivo. Por primera vez en muchos siglos volvía a sentirme vivo. Podría volver a ser Khayman, el guerrero, que lucharía contra la tiranía buscando la ansiada paz y verdad.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt