Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 22 de mayo de 2017

Muerte y melodía

Este momento se deja entrever en los libros, pero nada más.

Lestat de Lioncourt

—No deberías hacer esa fiesta—dije.

Mi voz sonó gruesa, muy varonil, pero extremadamente débil. Tenía los ojos fijos en ella y no podía apartar la mirada. Era como ver una magnífica ilusión de una sirena recién salida de las aguas. Estaba desnuda mostrando su cuerpo de forma indecente, paseándose por la habitación, intentando concentrarse en qué vestido usaría. Había decenas en la cama. Tenían todos cortes provocadores y extremadamente seductores.

Sentí que me ahogaba, aunque eso era imposible. Yo sólo era un espectro sin cuerpo intentando acapararla. Una congoja extraña subía en mi garganta recordando la discusión de Carlotta con Lionel. No podía dejar de imaginar o siquiera pensar que ambos estaban tramando algo extraño. No obstante no pude escuchar demasiado porque ella giró su rostro, me miró y encendió la radio. Maldita radio.

—Eres un absurdo—contestó—. ¿Acaso no te gusta la dichosa música?—preguntó girándose hacia mí.

Su madre había muerto hacía algún tiempo, también Julien. Las personas que amaba me abandonaban. Su pequeña hija, Antha, estaba sentada en el pasillo jugando con una muñeca de trapo. Ella la hacía bailar tomándola de sus pequeños brazos y entretanto Evelyn suspiraba cansada. La hija que había tenido con Julien estaba en su mansión a cargo de una niñera, aunque ya tenía edad suficiente para defenderse sola. Sabía que venía a la fiesta arrastrada por Stella, por el amor y la confianza que ambas se tenían. Ambas brujas estaban enamoradas y deseosas de volar libres, pero a la vez sentían la fría y fuerte losa de la familia.

—Me gusta, pero tengo un mal presentimiento—aclaré.

—Tú eres el mal presentimiento, Impulsor—me reclamó frunciendo el ceño.

—Creí que me admirabas y querías... —dije con la voz temblorosa.

—Creíste mal—dijo enérgica—. Ya estoy cansada de luchar con la familia y de intentar sobrevivir en este mundo de gente absurda y cínica. Por favor, déjame en paz. ¡Necesito despejarme en esa fiesta!—acabó gritando provocando que Evelyn diese un respingo al otro lado de la puerta.

—Stella...—mi voz sonó igual que la de Julien cuando se moría. Era idéntica.

Aún usaba su aspecto cuando me aparecía para caminar por las avenidas. Ese garbo jamás lo tuve yo ni vivo ni muerto. Sus ojos eran dos zafiros azules, como los de Stella, y su sonrisa la de un diablo encantador. Pero mi apariencia en ese instante era el del hombre que fue quemado en la hoguera. Aunque, ¿alguna vez fui un hombre? Siempre fui un monstruo.

—Esfúmate por ahora, Impulsor.


No debí hacerle caso. Una hora más tarde murió. Lionel disparó a su pequeño cráneo y ella cayó desplomada en el suelo. La música sonaba logrando que no pudiese asistirla. Cayó frente a mis ojos, pero también frente al hombre de Talamasca que fue a visitarla, su propio hermano que la disparó y todos los restantes familiares y amigos. Aquello fue demasiado terrible. La pequeña Antha también asistió a esa muerte y quedó por siempre marcada.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt