Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

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martes, 17 de marzo de 2015

Por ti

Y por eso sé que el enano sufre...

Lestat de Lioncourt

Siempre terminas rompiéndome el corazón. Jamás comprenderás nada de mí. Te dedicas a mirar la superficie con suspicacia, sonreír con cierta malicia y arrojarme palabras indebidas. Ni siquiera sabes que espero con ansias que cruces esa puerta, te presentes ante mí y grites con furia que soy un monstruo. Te miro como si careciera de sentimientos, pues no quiero que sepas que por ti daría todo lo que tengo. Incluso haría que consiguieras ese capricho, que nos dividiría para siempre. Te amo y deseo que lo hagas. Ni siquiera imaginas las veces que he rogado a Dios por ti, aunque digo que ya no lo hago.

No soy un demonio. Sé que tampoco soy el ángel que todos creen al verme. No puedo engañarte. Quizás sí soy un monstruo entre los hombres, un pecador, una serpiente retorcida que juega con la manzana y sonríe fascinado con la muerte. Sin embargo, contigo soy un ángel de la guarda que espera ser amado, pese al pecado que cometería, porque el amor está por encima de todo. El amor es un principio universal.

He derramado litros de lágrimas por ti. Si bien, te jactas de mi crueldad. Me has llamado de mil formas, pero jamás algo dulce que yo pueda retener en mi corazón. Te di demasiado pronto mi amor, concedí la verdad de mis pecados, rocé tus labios y quedé envenenado por cada célula de tu cuerpo mortal y ahora pago las consecuencias. Te amo demasiado. Sí, demasiado. Demasiado existe en el amor cuando el otro ser, tú mi querido periodista, está tan ciego que no ve que mi corazón se retuerce por ti.


Nunca comprenderás mis palabras. Es un hecho que tendré que vivir a la sombra de este dolor. Sonreiré y diré que no te quise, que fuiste una marioneta o un juego. Todos creerán que soy así. Pensarán que me cansé. Se reirán incluso de ti. Pero en un rincón de mi apartamento, donde te dije que te amaba, estaré sollozando porque no estás para abrazarme. Te he regalado todo, pero sólo quieres la inmortalidad...  

viernes, 23 de enero de 2015

Por ti

Flavius era un esclavo, pero no un esclavo cualquiera. Era un buen hombre que prefería las cadenas a verse libre y derrotado.

Lestat de Lioncourt



“Alza tus ojos hacia el cielo, ¿ves la libertad? Pues la libertad física no debe ser tan preciada si tu alma no está dispuesta a convertirse en Ícaro y arriesgar. Mírate, eres el reflejo de miles de poemas que nadie escribió para ti. Obsérvate en los ríos de tus lágrimas ¿y qué ves? Dime, ¿qué ves? ¿Un hombre desarmado? ¿Un ser grotesco? ¿Un inválido? Quizás ves todo y nada. Puede que la oscuridad consuma cada recóndito lugar de tu alma. Dime, ¿a qué esperas? ¿Una invitación? ¿Eres un cobarde? Tal vez... tal vez...

Recuerda el pasado, Flavius, como si fuera un amanecer presente. Quédate ahí inmóvil y respira su esencia. Puedes notar las caricias de las esclavas, los besos bondadosos de tu amo, el júbilo de aquellos que te dieron el don de ser culto y la pasión de los poemas que tanto devorabas hasta conocerlos a la perfección. Sigue la línea de las letras, recita una vez más y despierta. Estamos en el hoy, no en el ayer. Despierta.

Puedes buscarla a ella. Puedes ir tras sus sueños. Herir sus pesadillas. Sumirte quizás en su dolor. Pero jamás podrás ser el hombre que la ame como un hombre. Nunca serás capaz de abrir sus piernas y danzar con ella entre las sábanas llenas de sudor, suspiros y sueños derramados. Nunca. Pandora vuelve a ti. Pandora te recuerda. Tú la recuerdas. ¡Flavius!”

Despertó alzándose del escritorio. Frente a él estaba la última carta que había escrito. Ahora sabía donde se encontraba y con quien. Era un hombre afortunado ese hindú, pero su señora podía necesitarle. Él siempre estuvo dispuesto a darle consuelo, aunque nunca el amor pasional que ella en ocasiones requería. Aquello siempre le dañó. Deseaba complacerla como cualquier hombre, pues mirando bien en su corazón ella fue la única mujer a quien amó.


Tomó la estilográfica y empezó a rasgar en el papel unas nuevas líneas. Aquel sueño debía quedar plasmado, pero nunca de forma tan desordenada. Debía darle sentido. ¿O había perdido también el juicio? Sólo podía decirse así mismo: ¡Pandora! ¡Mi señora! ¡Debemos vernos aunque sea nuestro último encuentro!  

Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt